El mundo anda de cabeza y cada vez más desequilibrado, aunque nunca ha estado muy en sus cabales. En la balanza de la Justicia, el platillo de abajo, el de la izquierda, cada vez está más abajo, pues cada vez carga con más aunque cada vez pese menos. En cambio, el de arriba, el de la derecha, cada vez anda más ligero de equipaje, pese a que cada vez pesa más. Pero los de arriba quieren seguir subiendo y no cesan de soltar lastre, y que apechuguen con él los de abajo. Mas, ojo, todo tiene su límite y tanto desequilibrio puede acabar rompiendo el eje de la balanza y, entonces, los de arriba también terminarían por los suelos. Cierto que los de abajo están demostrando una extraordinaria capacidad de aguante, pero ya están exhaustos.
Sin embargo, el balanzario a sueldo de los grandes mercaderes del Templo de Mammón no deja de poner más carga en el platillo izquierdo que en el derecho y el eje comienza a doblarse como una alcayata. Que eres un trabajador por cuenta ajena, vete a la izquierda y con un rebaja de sueldo extra del 10%; ¿no quieres?, ahí tienes la puerta. Que eres un gran empresario que ha hecho las Américas o las Asias, a la derecha y no te preocupes por los impuestos que eso corre a cuenta de la casa de todos, aunque no esté ahora para dispendios, faltaría más; ah, tú pon al personal a trabajar como chinos que yo te consigo una devaluación salarial interna como dios Mammón manda para que seas competitivo, aunque el 90% de los empleos los creen las pymes, cuya principal demanda es doméstica. Que eres preferentista, a la izquierda, que, con suerte, vas a recuperar la mitad de la mitad de la mitad de lo que invertiste por confiado. Que eres un banquero en apuros, a la derecha, y no te preocupes por el agujero de tu caja de caudales que ya lo tapo yo y ya me devolverás el favor cuando puedas, si puedes… Que no tienes para pagar tu casa, a la izquierda y a la calle, desahuciado por moroso y por vivir por encima de tus posibilidades. Que eres un promotor codicioso sin escrúpulos, a la derecha y ya me quedo yo con tus pisos sin vender, te declaras insolvente y te doy una segunda oportunidad o posibilidad. Que te has quedado en paro, a la izquierda, pero, cuidadín, ni se te ocurra engañarme completando la prestación con trabajitos que cobras en negro, que como te pille te empuro; y como mi ojo no puede llegar a todas partes, monto un buzón para chivatos, para que los buenos ciudadanos denuncien a los malos. Pero si eres un tramposillo de altos vuelos, de esos grandes afortunados que lavan y esconden su dinero en paraísos fiscales e islas del tesoro y son responsables del 72% del fraude fiscal de este país, la cosa cambia: ponte en la derecha y hacemos la vista gorda; porque antes se coge a un mentiroso parado que a la mujer de Luis o al marido de María Dolores, sí, hombre, esos que, al parecer, habían sido agraciados con el sueldo de tu vida de Nescafé o la ONCE, pues cobraban una nómina por no hacer nada. Vamos el sueño de todo hijo… de vecino.
Lo peor es que con tanto desequilibrio estamos perdiendo el juicio. Aun así todavía hay quien tiene fe en que llegará el elegido que traerá el equilibrio a la Fuerza o el Día del Juicio final en el que los últimos serán los primeros y los primeros, los últimos. Amén.
(Publicado en el diario HOY el 18/8/2013)