ÉRASE una vez dos ciudadanos que recibieron un trato desigual por parte del Shylock de turno. El primero era un jubilado con una pensión de hambre pero sin deudas y con casa sin hipotecar. Corría el año 2003, momento de máxima hinchazón de la burbuja inmobiliaria, cuando un promotor advenedizo y fenicio, de esos que […]