«Claro que hay lucha de clases. Pero es mi clase, la de los ricos, la que ha empezado esta lucha. Y vamos ganando». Esta célebre cita del multimillonario estadounidense Warren Buffett es una triste evidencia que las estadísticas confirman año tras año. Esa lucha se ha recrudecido durante la Gran Recesión y las clases menos afortunadas, la inmensa mayoría, han salido mucho más trasquiladas que la ‘casta’ de los tocados por la cornucopia de Pluto. Así lo refleja el informe ‘Por qué menos desigualdad beneficia a todos’ de la OCDE. El 10% de la población más rica de los 34 miembros del ‘club de los países ricos’ gana 9,6 veces más que el 10% más pobre. Esa brecha es la más alta en tres décadas. Por ende, en 2012 el 40% de los hogares con menos renta apenas tenía el 3% de la riqueza, mientras que el 10% de los más pudientes poseía la mitad. Es más, el 1% con más parné concentraba un 18% de la riqueza. Por ende, como dice mister Buffet, «si formas parte del 1% más afortunado de la humanidad, le debes algo al 99% restante».
En contra de lo que predica la dogmática neoliberal, «las pruebas muestran que la alta desigualdad es mala para el crecimiento». Lo afirma el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría, que no es sospechoso de marxismo. El estudio apunta a que, por cada punto que se reduce el coeficiente Gini (el más común para medir la desigualdad), la economía se acelera 0,8 puntos porcentuales en los cinco años siguientes. La razón es que la mayor desigualdad conlleva una peor formación de los más pobres, lo que supone un gran desperdicio de potencial y reduce la movilidad social. De hecho, los puestos de trabajo de formación intermedia (por ejemplo, los contables) van perdiendo presencia, mientras aumentan los de alta y baja cualificación.
De hecho, la OCDE subraya que la precariedad laboral, los recortes salariales y sociales (como el de la prestación por desempleo) y las subidas de impuestos han agravado la desigualdad en países como España, donde ha crecido un 18% durante la crisis, que ha golpeado más severamente a los ‘lázaros’ que a los ‘epulones’. En España, el 10% de los hogares más pobres perdieron un 13% anual de sus ingresos entre 2007 y 2011; en cambio, el 10% de los más ricos, solo un 1,5%. Eso se traduce en que los segundos ganan 11,7 veces más que los primeros, dos veces más que la media de la OCDE.
Asimismo, España es, tras Grecia, el país de la organización donde más empleo se ha destruido, siendo las principales víctimas los trabajadores precarios (con sueldos bajos y contratos temporales o a tiempo parcial). A la OCDE le preocupa el elevado porcentaje de españoles en esa situación laboral (40%), al que se suman muchos autónomos, pues son carne de pobreza y exclusión social. También los son los parados de larga duración (hay 1,4 millones que llevan más de tres años de brazos caídos) que no cobran ayuda pública alguna. Otro informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) alerta de que la diosa Penia se está cebando con ese colectivo en España, Grecia o «sorprendentemente» Suecia, donde se ha reducido un 30-40% la tasa de parados que reciben subsidios en el periodo 2007-2014. Y aún uno de cada cuatro españoles está en paro.
Con estas cifras en la mano, resulta obsceno que el señor presidente pregunte retóricamente: «¿Quién habla hoy de recesión y de paro?». Será que él está en el bando que va ganando.
(Publicado en el diario HOY el 24/5/2015)