Los gatos blancos y negros de la dehesa no han tardado en ponerse de uñas y panza arriba cuando esos malditos roedores morados han amenazado con buscarles tres pies y tocarles las prebendas. El gato, aunque se vista de pardo, gato se queda. Sus señorías, muy felinas ellas, no están dispuestas a dejarse pelos en […]