«Mi apoyo al entorno de las víctimas de Orlando y de las dos mujeres asesinadas en 24 horas. Víctimas de la misma lacra: el heteropatriarcado». Por este tuit, Alberto Garzón ha sido dilapidado en Twitter esta semana. Para algunos medios diestros en el manejo del ‘doblepensar’ orwelliano, el líder de IU «delira», «hace el ridículo» y es «un tonto superlativo» por identificar que el pecado original que lleva a matar a gais y a mujeres es el mismo.
Garzón entiende por heteropatriarcado «un sistema de relaciones sociales caracterizado por la supremacía de lo masculino y la heterosexualidad, lo que genera mecanismos de discriminación por razón de sexo y orientación sexual hacia mujeres y personas LGTBI (lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales)». Por tanto, en dicho sistema no sólo prevalece el criterio del varón, sino de quienes solo consideran «normales, naturales o humanas» las relaciones sexuales entre hombres y mujeres.
Entonces, ¿son comparables el ataque homófobo de Orlando y la violencia machista? «Por supuesto», responde a ‘El País’ sin dudar Miguel Lorente, médico forense y exdelegado del Gobierno para la violencia de género. «Un machista, una persona que construye su posición de poder en una identidad basada en esa idea de lo que es el hombre, es muy difícil que no sea homófobo y xenófobo», sostiene.
Un botón de muestra es el presunto autor de la masacre de Orlando, Omar Mateen. Este ‘soldado del Estado Islámico’, al parecer, pegaba a su esposa y estallaba en cólera al ver a una pareja de hombres besarse, pero a la vez frecuentaba como cliente el club gay donde perpetró su matanza.
Mas el heteropatriarcado no es un rasgo privativo del islam. Lo comparten las otras dos religiones del Libro: el judaísmo y el cristianismo. Cierto que el papa Francisco ha abierto las puertas de la Iglesia a los homosexuales y que ha sido el primer pontífice en recibir a un transexual, el placentino Diego Neria, amén de que ha dado los primeros pasos para que las mujeres puedan ser diaconisas. Mas aún hay cardenales ultramontanos como el español Antonio Cañizares, cuya prédica contra «el imperio gay» y la «ideología de género» (el feminismo), «la peor de todas», no difiere mucho de la de un imán saudí. Si esto no es incitación a la discriminación, el odio y la violencia, castigados con prisión en nuestro Código Penal, que venga Dios y lo vea.
No, Su Eminencia Reverendísima, la peor de todas las ideologías, la que de verdad «mata a hombres» y, sobre todo, mujeres, es la heteropatriarcal. La misma que tolera la prostitución y la explotación sexual de mujeres por canallas como ‘Torbe’ y que genera preocupación en el ministro del Interior no por las víctimas, sino por que el escándalo que implica a De Gea no afecte a la selección en la Eurocopa. La misma que ríe las gracias a tipos como el concejal del PP en Sóller (Mallorca) Carlos Simarro, que propone celebrar el ‘día del machote’ o ‘la semana de la señorita de toda la vida’. La misma que es la causa de que la primera piloto de la Armada española, Patricia Campos (ver V del pasado jueves), viviera de niña aterrorizada bajo el mismo techo que un «monstruo» que temía ser condenado al infierno, su padre; no se atreviera a salir del armario hasta que dejó el Ejército, donde fue víctima de humillaciones machistas, y admita que en España aún le da miedo besar a su novia en la calle.
(Publicado en el diario HOY el 19/6/2016)