Juventud, divino tesoro, cantaba Rubén Darío, pero la realidad lo desmiente. Ser joven es cada vez más una maldición en un país tampoco hecho para viejos y menos aún para hacerse viejo. La hucha de las pensiones mengua al mismo ritmo que las expectativas laborales y vitales de unos jóvenes condenados a perpetuar un presente […]