Si Mariano Rajoy fuera Pinocho, su nariz ya habría dado la vuelta al mundo. No es un mentiroso patológico sino antológico. Sus mentiras no son piadosas sino sin piedad. Miente con tanta convicción, se hace tan bien el gallego y el sueco, que seguramente hasta él acaba por creerse sus embustes. Su rosario de promesas […]