Los atentados de Barcelona y Cambrils no han sido perpetrados por lobos solitarios sino por una manada de lobos. Lobos incautos y estúpidos que se ocultaron bajo pieles de cordero para no levantar sospechas mientras eran adiestrados y adoctrinados por un malvado lobo gris de la rama más radical y violenta del salafismo, movimiento fundamentalista islámico.
En su obra magna ‘Masa y poder’, el nobel de Literatura Elias Canetti explica que los hombres aprendieron de las manadas de lobos a cazar en grupo, juntos. Los hombres fueron domesticando a los lobos hasta convertirlos en perros y formaron con ellos las mutas de caza o jaurías, siguiendo el modelo de la manada de lobos. ‘Muta’ proviene del bajo latín ‘movita’, que significa ‘movimiento’. De ahí procede la antigua palabra francesa ‘meute’, que tiene un doble sentido: puede significar ‘alzamiento, insurrección’ o ‘partida de caza’. Así de ella derivan ‘amotinador’ y ‘motín’. Por ese doble significado, Canetti elige ‘muta’ para denominar también a la forma más antigua y limitada de la masa humana, porque es el término que mejor designa el carácter colectivo del movimiento apresurado y el objetivo concreto que se persigue. La muta quiere una presa; quiere su sangre y su muerte. Para darle alcance deberá seguir sus huellas rápidamente y sin desviarse, con astucia y constancia. Sus integrantes se alientan mediante alaridos que contienen en sí el ataque (“¡Alá es grande”!, por ejemplo).
El pensador de origen sefardí define la muta como un grupo reducido de hombres excitados, que se conocen bien y que nada desean con mayor vehemencia que ser más numerosos, porque cualquier nuevo integrante supondría un incremento importante de su fuerza. En la muta se expresa con máxima intensidad el sentimiento de unidad, pero el individuo nunca puede perderse en ella tan enteramente como un hombre moderno se pierde hoy en cualquier masa. Oscilará entre estar dentro y al margen. Cuando la muta forma un círculo en torno a su fuego, cada cual puede tener vecinos a derecha o izquierda, pero la espalda permanece expuesta al exterior salvaje. La muta se caracteriza por la imperturbabilidad de su dirección y la igualdad entre sus miembros, que se manifiesta en que todos están poseídos por el mismo objetivo. El objetivo más inmediato de la muta de caza es siempre matar, bien una sola presa grande o bien muchas que huyen masivamente ante ella.
Hay un punto, según Canetti, en que la muta es superior a la masa: su constancia. Aun cuando circunstancias adversas la obliguen a disolverse, la muta siempre volverá a reunirse. Su duración estará garantizada mientras sus integrantes continúen con vida; se puede confiar en ellos, no se dejan tentar por otros. El sentimiento de la muta misma seguirá siendo más fuerte que el sentimiento que cada cual tiene como individuo cuando no actúa con su muta.
Sin embargo, no solo los terroristas, profesen la ideología o religión que profesen, actúan como manadas o mutas. Estas también proliferan tanto en el mundo real como en el virtual, tanto en las plazas públicas, la barras de bar, las aulas o los centros de trabajo como en las redes sociales o los grupos de WhatsApp, y ningún librepensador está libre de ser su presa.
(Publicado en el diario HOY el 27 de agosto de 2017)