En España, la pobreza tiene cara de inmigrante sin trabajo y sin estudios, según se desprende de la memoria anual de Cáritas y de la Encuesta de Condiciones de Vida del INE. Por su parte, la riqueza se viste de Zara y responde al nombre de Amancio Ortega, que atesora 37.500 millones de euros, la tercera mayor fortuna del planeta. ¡Tela!
Pero el bueno del señor Ortega tienen un corazoncito de oro y ha tenido a bien donar 20 millones a Cáritas. Apenas supone un 0,05 % de su riqueza, lo que para un españolito con 24.000 euros –el ingreso medio anual de un hogar español, según el INE– supondría dar una limosna de 12 euros. Pero a nadie amarga un dulce y es un desahogo para la desbordada ONG católica, pues representa el 8 % de los 250 millones que gastó en 2011 para atender a 1,8 millones de personas, 200.000 más que en 2010.
Dos tercios de lo que ingresa Cáritas son donaciones privadas y solo un tercio ayudas públicas. Estas se han reducido en más de dos millones desde que comenzó la crisis y, como dice el secretario general de Cáritas, Sebastián Moreno, «las políticas para los pobres tienen que ser las primeras y prioritarias». Pero Rajoy no se aplica el cuento, vistos sus hachazos a la educación, la sanidad y las prestaciones sociales. Su suicida política de austeridad germánica está hundiendo a España más y más en la recesión. Consecuencia: ya uno de cada cinco residentes en España es pobre y uno de cada cuatro que pueden y quieren trabajar está en paro. Y las estadísticas confirman que la población con escasa formación y desempleada tiene más riesgo de pobreza. Por eso, «la forma de combatir la pobreza de manera definitiva es con educación y con empleo». ¡Ojo!, lo dice el mexicano Carlos Slim, el hombre más rico del mundo. Pero para Rajoy, Merkel y compañeros ‘austeríacos’ lo primero es reducir el déficit, cueste sangre, sudor y lágrimas, que eso generará empleo a largo plazo. Pero, como dice Keynes, a largo plazo estamos todos muertos.
Además, los sacrificios no se están repartiendo por igual. Como explica Daniel Montero en ‘El club de los pringaos’, las grandes fortunas y empresas como Amancio Ortega y su Inditex aportan de media al erario público un 10 % de sus ganancias, gracias a deducciones fiscales y triquiñuelas contables legales, mientras que el Estado se queda con la mitad del sueldo de los 20 millones de curritos. Aun así, a estos se les ha premiado su contribución subiéndoles el IRPF, el IVA, la luz, el agua, etc., mientras que no se ha tocado el Impuesto de Sociedades, fuera de eliminar la deducción por amortización. Para más inri, la reforma laboral ha dado manga ancha al patrón para bajarnos el salario. Nuestros gobernantes argumentan que es el precio a pagar si queremos que emporios como Inditex vuelvan a España en vez de seguir produciendo en Marruecos, Turquía, Portugal o China, donde la mano de obra es más barata, y operando desde paraísos fiscales como Gibraltar, Luxemburgo o Hong Kong, donde no pagan impuestos. Les agradezco su caridad, señor Ortega y compañía, pero preferiría que Mariano hiciera justicia social y les obligara a contribuir religiosamente a la caja común en la misma medida que a todos los paganos de esta maldita crisis.
(Publicado el 28/10/2012 en el diario HOY)