¿Por qué el Gobierno del Partido Popular lo llama “recargo temporal de solidaridad” cuando quiere decir subida del IRPF? ¿Por qué lo llama “novedad tributaria” cuando quiere decir subir o crear impuestos? ¿Por qué lo llama “cambiar la ponderación de la imposición sobre el consumo” cuando quiere decir subida del IVA? ¿Por qué lo llama “reordenar las cifras del cuadro macroeconómico” o “hipótesis que han dado lugar a unas envolventes muy prudentes” cuando quiere decir empeorar sus previsiones económicas? ¿Por qué lo llama “crecimiento negativo” cuando quiere decir recesión? ¿Por qué lo llama “apoyo financiero” o “préstamo en condiciones extremadamente favorables” cuando quiere decir rescate a la banca? ¿Por qué lo llama “reformas estructurales” cuando quiere decir recortes? ¿Por qué lo llama “flexibilidad laboral” cuando quiere decir abaratar el despido? ¿Por que, siguiendo al BCE, lo llama “devaluación competitiva de los salarios” cuando quiere decir bajadas de sueldos? ¿Por qué lo llama “Sareb” cuando quiere decir banco malo? ¿Por qué lo llama tener el Estado “titularidad indirecta” de Bankia cuando quiere decir nacionalización? ¿Por qué lo llama “copago” farmacéutico cuando quiere decir repago? ¿Por qué lo llama “movilidad exterior” cuando quiere decir emigración o fuga de cerebros? ¿Por qué lo llama “regularización fiscal extraordinaria” o “medidas excepcionales para incentivar la tributación de rentas no declaradas” cuando quiere decir amnistía fiscal? ¿Por qué lo llama “acoso”, “amenaza”, “coacción” o “nazismo puro” cuando quiere decir escrache? ¿O por qué lo llama “pago en diferido” cuando quiere decir defraudar a la Seguridad Social?
A imagen y semejanza del poder totalitario de la novela distópica de George Orwell ‘1984’, nuestro Gobierno, con Gran Hermano Rajoy al frente, se ha inventado una neolengua políticamente correcta para dulcificar la cruda realidad y la crudeza de sus medidas e imposibilitar otras formas de pensamiento. Con sus eufemismos, pretende hacernos comulgar con ruedas de molino y que llamemos al vino pan y al pan vino. Así, el ministro de la Abundancia, Luis de Guindos, insiste en que estamos mucho mejor que cuando el PP llegó al poder, pese a que hay más paro, menos crecimiento económico y más déficit público. Y el horizonte que el propio De Guindos vislumbra no es mucho más halagüeño, pues Rajoy acabará su mandato con más deuda y desempleo que cuando lo empezó.
En la oposición, Rajoy prometió que diría siempre la verdad a los españoles y nada más ser investido presidente aseguró que daría la cara y jamás se escondería. 15 meses después, prefiere dirigirse a la plebe a través de pantallas de plasma y sin admitir preguntas de la prensa y tiene la nariz más larga que Pinocho de practicar tanto el orwelliano ‘doblepensar’(sostener dos opiniones contradictorias simultáneamente, como defender la austeridad para estimular la economía o abaratar el despido para crear empleo, y decir mentiras a la vez que se cree sinceramente en ellas). Pero como no quiere dejar que la realidad estropee un bonito titular, Gran Hermano Rajoy ha convertido el Ministerio de Educación y Cultura en un Ministerio de la Verdad y el del Interior en un Ministerio del Amor, cuyo principal objetivo es perseguir los crímenes de pensamiento.
(Publicado en el diario HOY el 28/4/2013)