Albert Pla ha dado la nota. Hace días, en una entrevista en ‘La Nueva España’, se le ocurrió decir: “A mí siempre me ha dado asco ser español, como espero que a todo el mundo”. La reacción del Ayuntamiento de Gijón, gobernado por la alcaldesa Carmen Moriyón, de Foro Asturias, con el apoyo del PP, fue suspender ipso facto la actuación que el cantautor catalán tenía prevista en el Teatro Jovellanos el día 25 por proferir “un grave insulto”. La regidora cacereña, Elena Nevado, tampoco volverá a contratar más a Pla porque “se ha pasado tres pueblos”, pero optó por mantener el espectáculo que la noche del sábado 19 dio en el Gran Teatro, pues si no hubiera tenido que indemnizarle con 7.000 euros.
Tan hipócrita es una como otra. Nevado porque viene a decir que Pla no es digno de actuar en Cáceres pero la dignidad tiene un precio: 7.000 euros. Y Moriyón y compañeros mártires porque ¿no sabían quién es Albert Pla? Pues le avala una carrera musical de 25 años preñada de letras y declaraciones provocadoras. Vamos, no me digan que no sabían que es un Cristobita que no deja títere con cabeza, un ingenioso bufón que se ríe hasta de su real sombra, un ‘enfant terrible’ y sinvergüenza con los arrestos para señalar las vergüenzas del emperador, un independiente, que no es igual que independentista, a quien, como a Nietzsche, le es tan odioso seguir como guiar. ¿No han escuchado su tema ‘Viva Espanya’?, en el que suelta lindezas como: “Pisha me dijo el arcalde / Pisha, ¿tú de ke vaas? / esto es un pueblo de estrellas / esto es un pueblo de STARS / Todos somos prisioneros / del pueblo donde nacimos / eso si kes ser vicioso…”.
Hipócrita también es esa mayoría absoluta silenciosa que se rasga las vestiduras cuando alguien se atreve a cantar las verdades del barquero y se pedorrea de las banderas, sean del color que sean, mientras calla ante las mentiras del poder y permite que este la trate como mierda. Hoy todo españolito de bien siente asco de ser español. Quién no sintió asco cuando vio a Ana Botella defender la candidatura olímpica de Madrid. Quién no siente asco cuando oye a Botín decir que “es un momento fantástico para España; llega dinero de todas partes” y mira su agujereado bolsillo y las cifras de paro y pobreza. Quién no siente asco de este país acaudillado por mentirosos a sobresueldo de trepas y mangantes de cuello blanco, donde la corrupción es real; donde se rescata antes a los bancos que a las personas; donde los que más tienen aportan menos a la caja común; donde ir a la Universidad y hacerse viejo serán lujos al alcance de pocos afortunados; donde la justicia se paga cara; donde se recorta en sanidad, educación y cultura y se aumentan los fondos que los partidos reciben del Estado; donde el egoísmo regional se antepone a la solidaridad nacional, lo mío a lo nuestro; donde Montesquieu ha muerto y lo políticamente correcto es la censura disfrazada de cortesía; donde los más jóvenes y brillantes deben emigrar, al tiempo que crece la legión de esos ‘veintegenarios’ a los que canturreaba Pla, esos jóvenes pero ancianos que ya nacieron cansados, sin estudios, sin trabajo, ni cobardes ni valientes ni revolucionarios, mudos y algo sordos y que, aun teniendo muy claro quiénes son los culpables, se callan y pasan de ‘to’, de ‘to’, de ‘to’.
Mas, como también cantaría Pla, “aunque tú seas mierda / esta tierra es tu letrina / no llores más y límpiala con tu sonrisa / es tu alegría quien tira de la cadena”.
(Publicado en el diario HOY el 20/10/2013)