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Beatriz Acosta

El tragaluz ibérico

Una docena de sorpresas gastronómicas

Hagan hueco en sus estómagos, porque va a comenzar uno de esos recorridos profundamente inquietos al paladar. No está permitido reposo alguno hasta terminar. Doce delicias. Doce esposas que amarrar con fuerza. Doce sorpresas, de esas que desearíamos todos los días. XII veces, las que disfrutar de España con cuchillo y tenedor. Ni uno menos, son los espacios gastronómicos que aquí desfilan.

No demos rienda suelta a la cuenta atrás sin antes precisar lo siguiente. Una procesión de sentimientos encontrados sentados a la mesa que aquí comparto. Desfile de restaurantes con una recomendación totalmente personal, y por supuesto, alterable al gusto de cada uno. Homenaje a una España que se come de costa a costa. Sin olvidar tantos otros momentos gastronómicos, pero como todo, a pequeñas cucharadas sabe y se disfruta mejor.

Ahora sí. 3, 2, 1…

Emocionar antes que alimentar”. No hay mayor premisa para la gastronomía. Sentimientos son los perfectos defensores de un restaurante, y de la recomendación del mismo. Lo que ves es lo que será. Esta alta cocina que tan buen gusto destila, no puede emocionar más. Y es que no se me ocurre mejor idea que recorrer la Península a través de la comida. De mesa en mesa. De norte a sur, para no alterar la orientación. De Orense a Barbate, pasando por Asturias, Logroño, Teruel, Gerona, Altea, Cuenca, Madrid y Extremadura, y Andalucía de la mano de Córdoba.

Galicia como la representación, y Orense como la dueña por esta vez, puesto que la capitana para el resto es Santiago de Compostela. Pero aún más concreto, Pereiro de Aguiar es la protagonista, muy pequeñito lugar, donde dar pinceladas de una riquísima cocina gallega a nuestro paladar. Galileo, para una ocasión especial. Una casita en plena naturaleza, y en cuyo interior encontrarás una decoración completamente sorprendente. Como ellos mismo reseñan, el cuidado por todo los pequeños detalles, transforman sus salones en salas de estar particulares y cómodas. Dirección: Santa Baia s/n en Pereiro de Aguiar, situado al este de Orense, a 7 kilómetros de la ciudad, por lo que su perfecta ubicación lo hace aún más atractivo. Es un conjunto de belleza interior y exterior que aumenta la felicidad.

Un calmante y un despertador de emociones. En eso andamos en esta historia de restaurantes. Pero bien podría traspasarse la descripción a la patria querida: Asturias. Un conjunto de armonía y frescura, donde disfrutar del silencio y de panorámicas imposibles. Principado de Asturias. Con Lugo, el mar Cantábrico, Cantabria y León como testigos de su elegancia, las cuatro fronteras con los asturianos, privilegiadas por hacer de mirador constante hacia paisajes eternos. Asturias patria querida, y con razón. Aunque mejor su nombre completo de Principado, porque la historia así lo merece. Oviedo, la capital, y Gijón, su ciudad más poblada. Un todoterreno, por su amplia variedad de posibilidades: de costa, de arquitectura, de paisajes, de playas, de valles, de cultura… Asturias, uno de esos lugares donde aún se puede respirar el aire puro y escondido, o sorprenderse sintiendo las vibraciones de una naturaleza virgen. Es aquí, entre los latidos de lo natural, donde apetece disfrutar de una buena carta de pescados y mariscos del Cantábrico, que suelen adquirir gran protagonismo. Se trata del restaurante Quince Nudos en Ribadesella. Dirección: Calle Avelina Cerra, 6. Bocados del paraíso entre una decoración muy fresca y tranquila.

Logroño nos atrae para probar la cocina de un restaurante de ensueño: Tondeluna en la Calle Muro de Francisco de la Mata, 9. Tan sólo su local es una sorpresa, colorido y de una estructura atípica. Presenta seis mesas largas orientadas hacia la cocina, y a la espalda de las mismas, encontrarás un bosque dibujado en abstracto. Una carta muy sencilla, con sabores muy puros, apetecible de principio a fin. En una localización perfecta, completamente céntrico para disfrutar de la ciudad como se merece. Por ejemplo, en su casco antiguo visitar la plaza del Mercado, donde se alza la concatedral de Santa María la Redonda. Cercanas a la catedral se encuentran la calle porticada de los Portales y la plaza de Abastos que hoy es un centro comercial. Próximos a la pequeña plaza de san Bartolomé se localizan el palacio de los Chapiteles y la imperial iglesia de Santa María del Palacio. Todo ello, para disfrutarlo junto a los sabores de ese restaurante a todo color.

Teruel, bien podría llegar a convertirse en tu mayor deseo…porque querrás volver. En el sur de Aragón. Cara a cara con Zaragoza, Tarragona, Castellón, Valencia, Cuenca y Guadalajara. Su extensión se encuentra en la confluencia de los ríos Turia y Alfambra. Entrando por Zaragoza, llegas a la Comarca de Bajo Aragón, donde visitaremos Alcañíz, es uno de los municipios de mayor incremento de población de la provincia. Es capital y sede actual de esta comarca. Pararemos a disfrutar de los alcañizanos para comer. El Restaurante Meseguer es el encargado de hacernos sentir con una gastronomía de la zona, de aire moderno y con especialidades en carne y guisos turolenses.

La siguiente parada es Gerona, para despedirnos del norte. Concretamente marchamos hasta Calella de Palafrugell, un pueblecito en la comarca del Bajo Ampurdán. Pueblecito porque es bien pequeño, y con todo el encanto pesquero. En plena Costa Brava, muy pintoresco y que conserva un encanto por lo antiguo. Muy conocido por otra parte por su proximidad al Cabo de Cap Roig, donde encontramos el Jardín botánico de Cap Roig, precioso. Precisamente en esa estampa de pueblo pesquero nos topamos con el Restaurante Tragamar, de cocina marinera, y que forma parte del grupo Tragaluz. No habrá mayor placer que comer frente al mar, y este local lo consigue con creces. Así se definen ellos: TRAGAmar es Sol, Brisa, Calma, Mar, Gambas, Sardinas a la Plancha, Playa, Pimientos, Arena, Sal, Pescados, Sombra, Arroces, Silencio, Aceite, Vinos, Horizonte,…. Y un largo etcétera. Deberás ir y comprobar todas esas sensaciones: Platja de Canadell s/n.

Directos de costa a costa, hasta Altea. Un pueblo vestido de blanco con recovecos imposibles, acomodado en una montaña, en la comarca de la Marina Baja. Subirás unas cuantas escaleras para verte rodeado de su encanto. Su belleza se ve impulsada en la noche, pues las luces en las calles con las pequeñas tiendas y bares iluminan tu paseo. Al final, son sobre todo las tiendecitas las que te guían hasta el centro de Altea. Lo mejor es pasear, pisar sus calles, subir sus escaleras, descubrir el final de los callejones todos teñidos de blanco. Un lugar muy animado, vivo y lleno de gente que saca a relucir sus mejores galas. Cruzarás miradas con los dueños de Altea y sus invitados que buscan el mejor sitio para saciar sus estómagos. Una cena entre velas es una bonita opción en La Capella. Goza de un patio tenue y romántico, entre árboles y arcos de piedra, y con sus mesas de blanco. Con una carta llena de oportunidades: carnes, pescados, arroces o fideua, entrantes y ensaladas frescas, y postres caseros. Lo típico para sentirse como en casa. Te recibirá Flori, quien cuida de su ‘capella’ día a día.

Nos adentramos en Castilla-La Mancha para conocer Cuenca, hermana de cuatro preciosas. Albacete, Ciudad Real, Guadalajara y Toledo pocos celos desprenden, pues es un juego de cinco grandes tesoros. Protagonista Cuenca esta vez, nos traslada a la época musulmana en la que se construyó la fortaleza de Qūnka. En árabe, Qūnka, ciudad que ostenta a los títulos de “Muy Noble, Muy Leal, Fidelísima y Heroica“. Conquenses son sus dueños, que aguardan una comarca con Serranía Media por nombre. Como provincia, limita con Valencia, Albacete, Ciudad Real, Toledo, Madrid, Guadalajara, y Teruel. Excelente situación para el viajero. Gran desconocida en sus 17.141 km cuadrados. Cinco comarcas: Alcarria conquense, La Mancha de Cuenca, Manchuela conquense, Serranía Alta, Serranía Media-Campichuelo y Serranía Baja. Un contraste de llanuras alteradas por su serranía. Explosión de belleza desde su capital, Ciudad Patrimonio de la Humanidad, hasta parajes naturales de alrededores. Comprobemos tal fusión en el Restaurante Raff, dirección: Calle de Federico García Lorca, 3. Con una cocina tradicional muy renovada, como por ejemplo disfrutar de unas judías verdes salteadas con yogur y sésamo. Un local totalmente moderno con un aire de gastrobar. Muy buen servicio y tremenda calidad en todos sus platos. Chapó!

La capital de España, centro de todas las miradas de las Comunidades de la Península. La Villa y Corte, situada en el centro de la Meseta Central. Achuchada por Guadalajara, Cuenca, Toledo, Ávila y Segovia. En su interior, cuenta con un rico patrimonio artístico y natural, con tres bienes Patrimonio de la Humanidad: el Monasterio y Sitio de El Escorial, la Universidad y casco histórico de Alcalá de Henares, y el Paisaje cultural de Aranjuez. Éstos, a las afueras de la capital, pero tan suyo y parte de su personalidad. Grandes zonas las que dan jugo a la ciudad, tan interminables sus puntos clave que acotamos con la ayuda de la gastronomía. De esta manera, el Grupo La Máquina tiene el turno de palabra. Un grupo de los que dejan buen sabor de boca. Cuenta con el restaurante de La Máquina (tanto en La Moraleja, como en La Castellana, Gran Vía o en Goya), La Cantina (con dos espacios en la capital), o Nemesio (único y restaurante de los auténticos). Son ‘un todo en uno’ en calidad, en satisfacción personal, en decoración distinguida y elegancia, en buen servicio… Desde luego, 100% recomendable. Arroces, carnes, picoteo tradicional, buenos vinos y buena variedad en la carta. Todo lo que se pueda exigir a una comida especial, este grupo lo tendrá aprendido. Podrás elegir entre sus distintos establecimientos, según la ocasión, sabiendo que serán fieles e inolvidables.

Como habitual consumidora de sus carreteras y conocedora de sus pueblos, resulta complicado escoger una carta de Extremadura. No puede faltar un plato de jamón y una torta del casar en la mesa para comer. Es así como comenzaremos la ruta, con una reserva en Llano Tineo. En Villanueva de la Vera. También es hotel, por si tu camino ha sido largo y tu llegada allí es para cenar…podrás quedarte. Para ello habrás entrado en la comarca de La Vera, concretamente en la citada villa. En la provincia de Cáceres, y forma parte de la vertiente sur de la Sierra de Gredos, muy cerca a su vez del Parque Regional de Sierra de Gredos. Este municipio es conocido por sus gargantas y belleza natural, gracias a ello tiene pozas que sirven como piscinas o saltos naturales dignos de ver, como es el caso de ‘la Cascada del Diablo’ y ‘el Chorro de la Ventera’. Los partochos o más reconocidos villanovenses, tienen en su interior la plaza de Aniceto Marinas, de forma pentagonal y dando el paseo oportuno, verás sus calles estrechas y de suelo empedrado, y con casas de madera y piedra. Un típico pueblo, extremeño, que invita a patearlo. Pero como no es fácil degustar un sólo espacio en tierras extremeñas, haremos otra parada en Badajoz ciudad. Tierra de gastronomía superior. Rodeada de su hermana Cáceres, de Toledo y Ciudad Real; por el sur, Córdoba, Sevilla y Huelva, y hacia el exterior, Portugal. Gran desconocida. El río Guadiana es su guía hidrográfica de este a oeste. Y es así, como nos dejamos besar por ella, con su clima bien frío en este invierno que se aproxima, en un restaurante magnífico: Marchivirito. Buenísima carne en un establecimiento con solera, que ahora goza de una terraza cubierta muy agradable. En una zona un poco escondida para el viajero, pero apunta su dirección y no faltes a una cita con ellos: Carretera San Vicente 37. Te sorprenderán.

Sugerencia culinaria en Córdoba: Bodegas Campos, en la Calle Lineros, 32. Es un complejo de lugares distintos. Con taberna o restaurante de más seriedad. O un Pick&Stay que nace para “charlar, comer y beber”, algo más light donde saborear lo más auténtico. Sin olvidar su Torre de la Barca, un complejo precioso para eventos o bodas, un escenario mágico. Al igual que su CÓRDOBA querida, hermosa hasta sus sombras. Sevilla, Málaga, Granada y Jaén, sus hermanas andaluzas más apegadas. Y Badajoz y Ciudad Real le sirven de abrigo frente al frío norte de la Península. Tiene como casco antiguo, un secreto declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994. Se encuentra en una depresión a orillas del Guadalquivir y al pie de Sierra Morena. Una situación geográfica que oculta el sol por poco tiempo, pues su clima es fuerte en inviernos suaves y veranos calurosos, un tipo mediterráneo en toda regla. Y lo mejor, cuando brilla el sol nadie le da la espalda, imposible no rendirse a sus pies.

Cádiz es mi último recuerdo. Su provincia en el máximo extremo de la Península y sus pueblos de playa hacen de cualquier viaje, uno auténtico y de merecida mención. Muy reconocidos su Jerez de la Frontera, Algeciras, San Fernando o El Puerto de Santa María. Como provincia está adorada por las de Sevilla, Huelva y Málaga, y con las aguas del Mediterráneo y el Atlántico, además del estrecho de Gibraltar. Andaluza como ella sola. Dividida en comarcas: la Bahía de Cádiz, la Campiña de Jerez, la costa Noroeste, la Sierra, la Janda y el Campo de Gibraltar. Toca deslizarse hasta Barbate, localidad de excelente rendimiento, donde se hace protagonista el atún. Aunque para protagonismo de este pescado, el que cobra en el Restaurante El Campero: el atún en todos sus formatos y sabores para expresar lo moderno de la cocina gaditana. No pierdas nota, aunque quizás estemos empachados en este final.

Gastronomía española deseosa de probarte. Emoción en todo su esplendor.

La emoción de desnudar…Y descubrir, despacio, el juego. El rito de acariciar prendiendo fuego.
Joan Manuel Serrat

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El tragaluz ibérico

Sobre el autor

Madrileña y extremeña: un 'dos en uno' inseparable. Periodista y dirección hotelera. Con mil ojos en el mundo del turismo para dar a conocer lo mejor de aquí y de allá. Música para vivir con más intensidad. Sonrisa, siempre. Ganas e ilusión, también. Twitter:@beibaf


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