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El recuerdo es el perfume del alma.
George Sand
Recuerdos que se mantienen vivos siempre. Que saltan a la memoria con felicidad. Que te empujan a vivir más fuerte. Que te demuestran que disfrutar es la máxima. Porque los recuerdos son la riqueza del futuro. Porque tras sumar 365 días, llegamos a nuevos momentos que no serán olvidados. Porque Extremadura tiene el poder de atrapar y agarrar fuerte al alma. Porque ese perfume que nos invade nos hace únicos. Porque llega el Carnaval. Porque es imborrable…
Y como de excepciones se vive, vamos con la segunda en este Tragaluz Ibérico. Salvando a Extremadura de una España también muy viajera y llena de escondrijos inolvidables. Repetimos y rebañamos la tierra extremeña, después de la entrada anterior con una ruta muy especial. Procedemos a darle gusto a un ambiente muy auténtico de la mano de la segunda apoderada: BADAJOZ. Tierra de gastronomía superior. Rodeada de su hermana Cáceres, de Toledo y Ciudad Real; por el sur, Córdoba, Sevilla y Huelva, y hacia el exterior, Portugal. Gran desconocida, que nos brinda una oportunidad a todo color. Una escapada que no se escapa de este frío Febrero. Con ‘fecha’ y ‘nombre y apellidos’, así se presenta esta procesión de placeres: Carnaval de Badajoz, del 28 de febrero al 4 marzo.
Con cortesía, Badajoz se presenta. En árabe, ‘Batalyaws’, una etiqueta muy atractiva. Está anclada a la comarca de Tierra de Badajoz. Nacida en el siglo IX. El río Guadiana es su guía hidrográfica de este a oeste. Los pacenses albergan un clima bien frío en invierno, muy contrario al de su verano con 40 grados. Se ha unido a la moda de la bicicleta, en alquiler o propiedad, para recorrer la ciudad a dos ruedas. Acceder a ella por tierra y aire, siendo su aeropuerto, a 14 kilómetros de la ciudad, su mejor opción. La compañía aérea Air Europa opera a muy buenos precios desde Madrid y Barcelona.
Hospitalidad y filosofía inundan las calles. Badajoz y su magia son algo tan desconcertante y misterioso como intrigante. Ciudad plena de recuerdos árabes, orgullosa de palmeras y chumberas. Bajo un cielo azul, muy desértico, se encuentra ella, rodeada de lo rural, y que reafirma en cada uno de sus rincones su orgullo urbano, su solera de vieja ciudad. Fronteriza y filosófica se antepone Badajoz, con su presentera Puerta de las Palmas, escoltada por dos admirables torres almenadas de manufactura islámica. Esa es la emblemática estampa, aunque juega con un rival: el Puente de las Palmas, que nos conduce a dicha Puerta. Un Puente que no deja indiferente, con sus 32 arcos, nada menos. Una pena que no tenga el perfecto enclave de su historia, con las murallas bien conservadas y completas, pues fueron derribadas por algún desdichado que prefirió dar rienda suelta al cemento y hormigón. Los restos de las mismas son el símbolo pacense, fiel a sí misma.
Es Badajoz ciudad del buen caminar, de plazas pequeñas e íntimas, sombreadas, de grandes avenidas modernas y estrechas, calles resguardadas del frío y del sol, liberadas del tráfico, laberintos de bares, tabernas, comercios… Contraste de ideas. Bullicio de vecinos y turistas que dan vida a calles de pintores, escritores, militares… La popular Plaza Alta, a pie de las murallas, es un buen comienzo. Portificada, bajo sus arcos se celebraban mercados en la Edad Media. Las calles que rodean la plaza tienen un sabor especial. Y desde ella, asoma la Torre de Espantaperros. Luego está la Plaza de Cervantes, una de las mejores de la ciudad. Allí se encuentra el monumento a Zurbarán y la iglesia de San Andrés. De plaza en plaza, la de España, sin faltar, es donde nos topamos con el verdadero alma de Badajoz. Es lugar de encuentros, saludos, paseos, terrazas entoldadas con grupos, y otros secretos contados. Con la Catedral de San Juan Bautista como testigo, los pacenses disfrutan de tascas y mesones que dan el buen jamón y vino de Cañamero. Aunque el vino, se da en otras facetas, en tinto, con cuerpo, áspero, de mucho empuje…en cualquiera de ellas se ve reflejada una denominación extremeña bien dispar. Para terminar una visita histórica, marchad a la Alcazaba de Badajoz, anclada en el Cerro de la Muela rodeando la antigua ciudad de la época musulmana.
Sin demorarnos más. Advertidos estáis de las muchas y tremendas calles en Badajoz con solera. Ellas se abren ante nosotros, y por las que veremos pasar este fin de semana el espíritu carnavalero. Reservadas esas fechas en tu calendario, con todo listo para la franja 28F-4M, ¡allá vamos!
Lo primero, aterrizamos con equipaje y horas de viaje a la espalda y… ¿dónde hospedarnos? Tres opciones en distintos puntos. NH Gran Hotel Casino de Extremadura, tremenda recomendación, muy moderno y de genial servicio, junto al río Guadiana, a 10 minutos a pie del centro de la ciudad de Badajoz y de la Alcazaba. Gran Hotel Zurbarán, de ambiente tranquilo y con un aire más tradicional, muy cerca del Museo de Bellas Artes. Confortel Golf Badajoz, esta opción está apartada del centro, ofrece descanso y tranquilidad en tu escapada, preciosas instalaciones, junto al campo de golf Guadiana, y a 15 minutos en coche del centro. Según tus intenciones, podrás disfrutar de uno de estos tres lujos por hotel.
El siguiente paso a seguir: el Carnaval. Esa fiesta que se viste de color, llena de “mascaradas, comparsas, bailes y otros regocijos bulliciosos”. El disfraz como protagonista. Y es que en sus noches, todo vale. El de Badajoz fue declarado de Interés Turístico Nacional en 2011 por el Gobierno de España. Una masiva fiesta donde la diversión está servida a todas horas. Raro será no chocarse con gente bajo máscaras y telas. Se cifra en 80.000 las personas que abordan las calles del casco antiguo y alrededores. Es un evento que sube como la espuma cada año, y este 2014 te toca a ti, ¡súmate a su magia!
Inaugurado queda días atrás con su Fiesta de las Candelas (como despedida del carnaval del año anterior), en la que al llegar la noche se queman unas enormes hogueras, y las comparsas tocan su instrumentos de percusión en un concurso conocido como La Tamborada. No es mal comienzo, que da la bienvenida a 5 días de ajetreo sin fin. De viernes a martes. Siendo el primer día el desfile infantil, trazando calles hasta la Plaza de España, donde miles de personas esperan el Pregón. Desde ahí, toda sorpresa es posible, acompañada de actuaciones diurnas y nocturnas que colman de alegría la ciudad. Son las murgas las encargadas de ello, y es concretamente a la luz del día cuando se trasladan a la Plaza Alta, donde pasar un rato agradable rodeado de los carnavaleros menos noctámbulos.
Badajoz disfrazada. Así se define el fin de semana, en el que su sábado ofrece Concurso de Disfraces y Comparsas infantiles. Pero es éste su mayor premio: el sábado. Un día de jolgorio, sus 24 horas, donde reconocer vecinos de localidades extremeñas y portugueses, unidos a la curiosidad de la festividad. De concurso en concurso, el domingo amanece cansado para los nocturnos, pero bien despierto para los grupos que acuden al Paseo Fluvial, Santa Marina y Avenida de Europa para ver el Gran Desfile. Una noche larga de Carnaval da la bienvenida al martes, el colofón, con el Entierro de la Sardina en el Barrio de San Roque.
Y… qué mejor broche final que su gastronomía. Con un sabor único gracias a platos tan típicos de Badajoz como los elaborados con productos del campo, carne de caza (perdices, palomas, tórtolas, venados), o el rico morcón y jamón ibérico, que perfeccionan el paladar. Dos sitios de tapeo exquisitos son El Sigar, un lugar moderno y muy fresco, con una barra llena de platos muy apetecibles como: la ensalada de queso de cabra rebozado, pan tostado de foie y módena o el crujiente de espinacas con bacalao. Lo máximo de la cocina extremeña, con buen producto. O bien, Lo Nuestro, situado en la Plaza de los Alféreces, mucho más céntrico; calidad-precio que te sorprenderá, producto de la tierra combinado con platos creativos en una barra acogedora, unas croquetas de jamón y solomillo de ternera de “olé”.
Piel de gallina. Frío y calor. Sonreir. Cosquilleos. Saltos de esos de alegría. Aplausos de emoción. Nervios por compartir las horas del día. Noche y día, una unión de diversión. Caras conocidas. Abrazos de ilusión. Reencuentros. Brindis por un año más. Cuerpos disfrazados. Calles de colores. Desfiles de historias. Recuerdos que recordar. Piel de gallina…
… Y así, con ese cúmulo de sensaciones, no queda más que ¡IR!. Badajoz disfrazada y… consigue un febrero-marzo diferente.
Con frecuencia el hombre busca una diversión y encuentra una compañera.
André Maurois.
Un símil perfecto: Badajoz, tu compañera.