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Beatriz Acosta

El tragaluz ibérico

Quien tiene un 'pueblito', tiene un tesoro

Quien tiene un pueblito tiene un tesoro. Un pueblito bueno, un tesoro de los que van en cofre, de los que sorprenden, de los que nunca te olvidas, de los que te esperan siempre. Y como es bien sabido, ‘tesoro’ es una concentración de riqueza inmovilizada. Pero no sólo eso, además, como decía el poeta romántico francés Alphonse de Lamartine, ‘un pueblo sin alma es solamente una multitud‘. Y precisamente es alma lo que sobra o lo que no falta a los pueblos de España. Aristóteles daba la perfecta pincelada: ‘alma es aquello por lo que vivimos, sentimos y pensamos‘. Y con ello, damos pistoletazo de salida a esta historia de pueblos.

Desde una tímida y tranquila mirada desde cualquier acantilado, diviso pueblos encantadores, grandes y enormes y hasta los más diminutos de España. Una vista que engrandece y en la que si se hiciera una criba…buen desastre sería. La criba de estos rincones de nuestro país es difícil. Elegir siempre es renunciar, aunque es una renuncia sin despecho. Esta elección es lo que ocupa lugar ahora. Ya está hecho. Con todo el respeto a los que se quedan en la sombra, pero los últimos serán los primeros. Ya se sabe, el sol no siempre da del mismo lado…mañana esa sombra será puro resplandor.

De norte a sur. En representación de todos. Rescatados 15 pueblos de toda España, de todas las formas y costumbres. Por situación y sin orden de importancia, ahí se presentan con templanza y tesón. Ofreciendo todos ellos, ¡cómo no!, un hospedaje para retenernos por más tiempo.

Por ser primero, se adelanta con algo de vergüenza. En el Principado de Asturias. Como puerto pesquero es de diez. Reclamo turístico son sus casas amontonadas, y donde degustar los productos del mar. Cudillero, en efecto. Los pixuetos no llegan a 6.000 y aguardan un pueblo de lo más pintoresco, las casas a todo color subidas en montes empinados, a modo de anfiteatro. Estrechas callejuelas (que no falten) y su entorno en forma de playas, es envidiable. El hogar que atrapa protagonista en esta ocasión es el Hotel Casa Prendes: muy rústico y acogedor, así como perfecta su ubicación a tan sólo 2 minutos del mar.

El segundo es especial, por lo pequeño. Bárcena Mayor se llama, aunque su apellido no se ajuste demasiado por su escasa dimensión. En Cantabria, en el valle del río Argoza, con arquitectura montañesa. A escasos 70 kilómetros de Santander, los 84 vecinos gozan de un entorno rural de bosques de robles y hayas; además, se encuentran en plena Reserva Nacional de Caza del Saja. A su vez, es el único pueblo habitado en este espacio natural. Como punto interesante: es desde Bárcena Mayor donde también se puede ascender a la montaña Alto Abedules. Para dejarnos mimar hay que desplazarse a Los Tojos, un pueblecito a pocos kilómetros. Allí la Posada La Colodra, en un edificio del siglo XVI, nos da la bienvenida. Tranquilidad absoluta, decoración suave y rústica; así es este lugar perfecto para el descanso.

Número 3: Villabuena de Álava. En Álava, se entiende. Dentro de la comarca de la Rioja Alavesa. Muy cerca de Elciego (entre tú y yo: otro de aúpa) y también a pocos kilómetros de lo  que será nuestro número 5. Poco más de 300 habitantes, con un patrimonio que empieza por la iglesia de San Andrés o la Ermita de San Torcuato y Santa María. Además, como es propio de la zona, se pueden visitar bodegas como las de Arabarte y de Viña Izadi. Y fundamental, imprescindible, obligatorio: su Hotel Viura. Impresionante por fuera y por dentro. Un gran servicio, un lugar con el que sorprendernos siempre. No puedo decir otra cosa que… ID!

Con el cuarto, pasamos a Navarra. De mayor población que los superiores. Se trata de Olite, quien acoge el Palacio de los Reyes de Navarra, con un diseño desordenado. En él podremos diferenciar dos recintos: el Palacio Viejo, convertido en Parador Nacional de Turismo, y el Palacio Nuevo. Gran atracción, aunque Olite también gana en encanto con la conservación de tramos del recinto amurallado de la época romana, adosados a viviendas. Una vista general de postal. Además, podrás hospedarte en un hotel de cuento, maravilloso: Hotel Casa Zanito, y también ofrece rica gastronomía en su restaurante.

En el quinto puesto…redoble de tambores para Laguardia, conocida como la “Muy Noble, Leal y Coronada Villa”. También en la Rioja Alavesa, se encuentra rodeada por una muralla de la que aún se conservan cinco puertas de acceso. Calles medievales y muy famosa su industria del vino, con numerosas bodegas. Respiran arte y antigüedad. En esta época, hundido en la niebla, con un frío acogedor y un sabor exquisito, a 15 kilómetros de Logroño. Los laguardienses acogen un hotel que verdaderamente me deshago en halagos hacia él. Diseño, viñedos, bodega, cálidos ambientes y buenísima comida. Un compendio de locura, cuya firma es la del Hotel Eguren Ugarte. Los pelos de punta con su presencia en la lejanía.

De seis en seis, y tiro porque me toca. Es el momento de La Alberca en Salamanca. Un giro de 180 grados. Los rincones son su fuerte, por su arquitectura en base de piedras y formas geométricas de madera. Luces y sombras entre las calles, con casas adornadas con flores despampanantes. Antigüedad por todos lados, sin duda, es mágico el paseo. Y para dormir… el Hotel Termal Abadia de Los Templarios, con un estilo medieval, en un paraje precioso, y con espectaculares vistas rurales.

El séptimo hace parada en Teruel. Se trata de Albarracín, uno de esos pueblos muy sonados pero en voz baja. Es Monumento Nacional desde 1961 y se encuentra propuesto por la Unesco para ser declarado Patrimonio de la Humanidad por la belleza e importancia de su herencia histórica. Con eso se dice todo. Ahí es nada, con carácter y brutalidad en su estancia. Se encuentra en las faldas de una montaña rodeada por el río Guadalaviar. La muralla es parte de su espíritu. Hay que ir para creer. La propuesta del relax es el Hotel Albanuracín. Un hogar muy original, mezcla lo rústico y lo moderno, muy bien situado en el pueblo y con tremendas panorámicas.

Un pequeño salto para el octavo en discordia: Morella. En la provincia de Castellón, supera los 2.000 habitantes con creces. Un pueblo más grande, caracterizado por lo abrupto de su relieve. Con un castillo construido sobre las formas de las rocas, desde el que poder ver unas vistas imperiosas de Morella. Su buen clima es potenciador de su belleza. Se encuentra algo alejado de Castellón de la Plana. Importante en la visita: las Cuevas prehistóricas de Morella La Vella. Después del recorrido oportuno, el Hotel La Fonda Moreno nos espera con una atención única. Muchos detalles, decoración muy cuidada, moderna, comodidad en todos los sentidos… Y por supuesto, muy bien ubicado.

Llega el 9, y con él La Pobla de Farnals, en valenciano. Seguimos, por lo tanto, en la Comunidad Valenciana. Un pueblo pequeño, muy pequeño, en superficie. De perfil llano y poco luminoso en monumentos y espectacularidad. Pero esencial su situación, a mitad de camino entre Sagunto y Valencia. Con una playa extensísima, abierta cualquier época del año. Las playas de la costa valenciana no terminan nunca, son maravillosas en lo general, pero en lo particular y por obligada elección…tocó La Pobla de Farnals. Recomendable, y mucho, su Hotel de la Playa. Hotel blanco, a pie de playa, tranquilo, moderno y donde mejor te puedes sentir un día cualquiera.

La década la pasamos dando un salto al charco. Nadando hasta Menorca para conocer Es Castell. Ese pueblo de isla donde se ve la huella de la dominación británica en el siglo XVIII. Está situado entre Cala Corb y Cales Fonts, a unos dos kilómetros y medio de Mahón. Es el municipio más pequeño de los ocho en que está dividida la estructura de la isla. Nos ofrece una magnífica sensación al comienzo del día con un espectacular amanecer junto al mar. Se conserva su forma original, con urbanismo cuadriculado de calles rectas, su plaza de armas con los cuarteles ingleses y las típicas ventanas de guillotina. Es un pueblo que goza de un gran placer: mirar hacia el mar. El mejor hogar para respirar aire puro es Sant Joan de Binissaida, de carácter rural y muy tranquilo. Está anclado en una casa señorial del s. XVIII, y rodeado de vegetación por todos los costados. Buenísima recomendación.

De vuelta al interior peninsular. Toledo entra en el puesto número 11, por situación, insisto. Es Consuegra su representación. Un pueblito bueno, bien grande. De los más grandes de esta lista. Pero imprescindible. Desde su castillo de La Muela hasta sus Molinos de viento. Muy conocidos estos gigantes de La Mancha, que se encuentran alineados sobre el cerro Calderico y datan del siglo XVI. Se conservan 12 de los 13 originales, no está nada mal. Un paseo por sus calles céntricas es obligación, y si caen unos buenos dulces de sus pastelerías, das un broche final muy rico. (O una degustación de mazapán toledano). La atención y el cuidado serán las máximas de este destino hotelero: El Retiro de la Mancha. Son casitas muy completas, con patios y una decoración muy hogareña.

Bajando cada vez más. Extremadura se abre ante nosotros en el número 12. Con Trujillo, dueña de él es Cáceres. A tan sólo 47 kilómetros de ella, es el pueblo más turístico de la provincia, y con razón. Encanto por los cuatro costados. Son famosos su monumentos, entre los que destacamos el castillo (antiguo alcázar árabe), la iglesia de Santa María del siglo XIII y la iglesia de San Francisco. Los trujillanos además nos ofrecen una panorámica perfecta de su plaza Mayor. Y nos darán de comer como en pocos sitios… migas, criadillas de la tierra o buena carne. Mucho que esconder en toda su extensión, topándose en el Este con la Sierra de Guadalupe y resguardando el río Almonte, afluente del río Tajo. El Mirador de las Monjas es uno de tantos hospedajes en Trujillo. Éste, uno de los mejores, a título personal. Muy fresco, muy luminoso, tranquilo y muy céntrico. Será una gran elección para conocer a los trujillanos.

El 13 para los sevillanos. Premiados por su Carmona. Por habitantes podría ser una ciudad en toda regla, pero conserva el carácter de pueblito bueno. Con un clima mediterráneo que da gusto, destaca su patrimonio con la iglesia de Santa María, el Alcázar del rey Don Pedro, la Plaza de arriba y la cúpula de El Salvador, entre otros. Sólo hay que dejarse ver por allí para respirar ese arte típico andaluz por sus calles. Además, son muy dulceros, nos ofrecen lo mejor con la torta inglesa. Los carmonenses se encuentran a media hora de su Sevilla, con lo que su situación es inmejorable. El protagonismo del descanso recae sobre un grande: el Parador de Carmona. Asentado en una antigua fortaleza árabe del siglo XIV, combina el diseño y la tradición en sus instalaciones. Impresionante es su patio central y los techos abovedados. Un hotel que también invita al paseo y al disfrute de su belleza.

Se acerca el final. Este penúltimo es Mojácar. El último de la Península, en Almería. Un pueblo blanco, es lo que viene a la cabeza. Con vistas al Mediterráneo, y con una fotografía enmarcable. Desde lo lejos, anclado entre montañas, asoman un conjunto de casas blancas deseosas de una visita. No hay más que recorrerlo, quizás de noche gane en magia. El contraste de sus calles con las luces, hacen del lugar uno más peculiar. Déjate llevar por allí. En lo que al buen dormir se refiere, debemos hablar del Hostal El Olivar. A pesar de ser hostal y muy pequeñito, brinda un servicio excelente, además de contar con una localización perfecta para conocer Mojácar.

Con avión destino Tenerife. El 15 de la niña bonita. ¿Ves? no por ser último será peor. La Orotava en la isla tinerfeña es lo que nos ocupa como punto final. Grande en población. En el norte de Tenerife tiene su espacio. En el Valle de La Orotava, por supuesto. Recostado en las faldas del Teide. Las Casas de los Balcones o la iglesia de la Concepción son dos de sus tesoros. Pero este pueblo vestido de ciudad te sorprende con su físico canario, muy diferente a los 14 restantes. No hay color entre sus tapices. Cada uno en su estilo, y en su gastronomía también, porque aquí podrás probar de lo que da la tierra canaria: el gofio. Atrévete a probar la experiencia de los oratovenses. Una pista para no abandonar este lugar, es hospedarte en el Hotel Rural Orotava. Se trata de una antigua casa solariega, con un ambiente muy particular y en la que no podía faltar en él un patio canario.

De pueblo en pueblo. De recuerdo en recuerdo.
Como nos decía Aristóteles ‘el alma es aquello por lo que vivimos, sentimos y pensamos’.
Esto es Alma. Vivir para creer, vivir para seguir viviendo.

Pd: Esta es mi lista (que bien podrían ser los deseos de este 2014). ¡FELIZ PUEBLITO BUENO!

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El tragaluz ibérico

Sobre el autor

Madrileña y extremeña: un 'dos en uno' inseparable. Periodista y dirección hotelera. Con mil ojos en el mundo del turismo para dar a conocer lo mejor de aquí y de allá. Música para vivir con más intensidad. Sonrisa, siempre. Ganas e ilusión, también. Twitter:@beibaf


diciembre 2013
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