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Beatriz Acosta

El tragaluz ibérico

Una historia de Teatros

El teatro es poesía que se sale del libro para hacerse humana.
-Federico García Lorca

Dicen por ahí que ‘año nuevo, vida nueva’… Un compendio de palabras inexactas. Es la tesitura poco específica que nunca entierra historias pasadas. Ahora le toca al número 2014. Asoma ya y con paso lento. Lentitud en forma de miedo porque son muchas las expectativas que se entrecruzan por las calles. Deseos con deseo de felicidad. Esa que ‘es a veces una bendición, pero por lo general es una conquista‘, Paulo Coelho así la describe. Pero es sobre todo “la bendición” el reclamo de los dedos cruzados de cada uno. También Coelho apunta una realidad a la que nos apegamos: ‘quiero creer que voy a mirar este nuevo año como si fuese la primera vez que desfilan 365 días ante mis ojos‘. Es la perfecta casualidad que debe impregnarse en las personas. Porque la vida se nos antoja eterna…

Bienvenido, 2014. Bienvenidos tus desaires y disfrutes. Y pie derecho para los amantes de la superstición.

Al margen de los tópicos típicos, y llegados a este punto, damos la bienvenida a este azar. El azar de conocer España desde su aire más espectacular. Espectacular como sinónimo de grandioso, pero más que cualquier semejante, el término nos sugiere lugares donde el espectáculo es protagonista. Desfilan, desde ya, la cultura y el arte. Ambas riquezas ancladas a escenarios de tremenda figura. Y no es otro marco que el del TEATRO. Bien muy preciado. Fortuna y valores los que aguarda en su interior. Butacas inundadas de historias. Funciones innumerables. Retumban aplausos y carcajadas. Siglos de representaciones. Y es que no hay mayor apoderado de la cultura que éste, capaz de aunar cualquier tipo de género bajo el telón. Son tantos y tantos por toda España… que es de obligado cumplimiento darles este grandísimo reconocimiento. Madrid, Almagro, Mérida y Badajoz: debilidades. Sumando después Valladolid, Barcelona, Oviedo, Sevilla, y las islas de Mallorca y Tenerife.

Tomen asiento que comienza la función

Madrid, como primera ternura. El Teatro Real, su representación cultural en este desfile. Sugiere una elegancia que no se olvida, que permanece intacta con el paso del tiempo. Sin llevar al olvido tampoco su perfecta ubicación, un entorno de cuento que fascina por su Plaza de Oriente, frente al Palacio Real y sus jardines. En pie desde 1830, aunque fue 20 años después cuando subió el primer telón. La Ópera ha sido la protagonista en el escenario en casi todos los años de vida. Su fachada es maravillosa y gran atractivo turístico; así, el edificio fue nombrado Bien de Interés Cultural y Patrimonio Histórico de España en 1993. Pero como el físico no es lo único que cuenta, el interior del ‘Real’ reluce como el oro; es gloriosa su observación, y deseosa su recreación entre los palcos, butacas, recovecos y luces de gran reflejo. Todo riqueza y delicadeza.

Lo que se deshace ahora es un teatro diferente. La finura y distinción quedan a parte, para dar paso a la comedia y al estilo más popular. Almagro es nuestro lugar. Un pueblo manchego con mucha historia y a todo color en sus calles. Famosa su Plaza Mayor, originalidad por sus cuatro costados. Fue plaza de armas, para después convertirse en centro de una feria de comercio, con planta rectangular irregular y dos pisos. De inspiración flamenca, alberga el aplaudidísimo escenario que viene a presumir aquí. El Corral de Comedias del siglo XVII, el único que se conserva íntegro de esa época. Tanto la Plaza como el Corral son dos tesoros. Historia por todas partes. Fundamental y un imprescindible: disfrutar de una obra en ese Corral. Es magnífico y muy auténtico porque mantiene su estructura original, un patio en madera de color ‘almagre’ y en piedra, con dos pisos para recibir a un máximo de 300 personas. Hoy en día, las representaciones son parte de su fama, importantes para el Festival Internacional de Teatro Clásico. En un total, Almagro es el deleite del pasado, retroceder varios siglos para ocupar escenarios que antes fueron de nobles.

Extremadura nos transporta a épocas muy muy lejanas. Hablamos de una construcción en los años 16 a 15 a. C., ahí es nada. Mérida es la dueña y señora de estas pistas. Emérita, con más dulzura al nombrarla. A través de ella palpamos historia de siglos atrás, e invita al viajero a descubrir la huella de Roma por cada extremo. Y el extremo más especial en esta sucesión es el Teatro Romano, parte del Conjunto arqueológico de la ciudad. Como monumento es lo máximo, y un gran reclamo para los viajeros, pero como teatro se supera aún más. Desde 1933 alberga el Festival de Teatro Clásico de Mérida, con lo que recupera su función original. Conciertos, obras de distintos géneros o eventos de la comunidad se organizan para ver lleno su aforo y revivir lo que en algún tiempo fue un lugar de actos griegos y romanos Digno de admirar.

De emeritenses a pacenses, en un suspiro. Escenas muy dispares pero de igual pasión, las que nos ofrecen. Badajoz se engalana con el López de Ayala, de nombre poderoso. Se encuentra en la Plaza Minayo, junto a la iglesia de San Juan Bautista y de costado con la plaza de San Francisco. Dispone de un aforo para 800 espectadores. De fachada impecable, en cuyas noches la iluminación lo envuelve y hace de él una fotografía preciosa. Con un interior tremendamente amplio y de corte moderno. Además, en la cubierta del Teatro tiene una terraza especialmente acondicionada para espectáculos nocturnos al aire libre durante la temporada de verano. En él se reúne toda la oferta cultural de la ciudad, especialmente actuaciones de teatro, danza, música, cine y ópera. Un todo en uno envidiable.

Punto y final a estas debilidades, intransferibles. Personalmente recobran sensaciones, sueños, recuerdos e imaginaciones, que multiplican de forma innumerable la recomendación de estas cuatro joyas citadas.

En este despertar de teatros, continúa con el testigo Valladolid. O Pucela para los amigos. Este segundo término más popular, frente al curioso origen del nombre actual de la ciudad: por un lado, podría proceder de la expresión ‘vallis tolitum’ (Valle de Aguas), muy propio por esta parte ya que goza del paso del río Pisuerga y el río Esgueva. O incluso, podría haber derivado de ‘valle de lid’, (lugar de llanura). Y es que es una de esas ciudades herederas de historias, cuyo nombre habla por sí solo, haciendo ver la esencia de su interior. En la intimidad de la ciudad nos topamos con el suyo, el Teatro Calderón. Tuvo su inauguración en 1864 con la representación de la obra de Calderón de la Barca, El alcalde de Zalamea. Siembra un diseño ecléctico y de tendencia neoclásica. En su exterior destacan los soportales y amplios ventanales, que dan luz a la ciudad, muy cerca de otros monumentos significativos como la Catedral o la iglesia de Santa María La Antigua.

Siguiente acto: Barcelona. Reconocida como Ciudad global por su importancia cultural, financiera, comercial y turística. Por tierra, mar y aire, para adentrarse en sus secretos. Tales como el Gran Teatro del Liceo, conocido como ‘El Liceo’. Ubicado en La Rambla, es el teatro vivo más antiguo y prestigioso de la ciudad condal, especialmente como teatro de ópera. Dando espectáculo y recibiendo aplausos desde 1847. Durante casi dos siglos, ha sido símbolo y lugar de encuentro del poder, la nobleza y burguesía. Actualmente cuenta con un aforo de 2.292 localidades sentadas, aunque tiene cifras históricas de ocupaciones mucho mayores. Es un espectáculo por teatro, su interior impresiona y seguirá entre los supremos de toda España por siglos y siglos…

Asturias, patria querida. Y tanto… Un tópico que no miente. Es encargada de transportarnos a un teatro muy distinguido, conocidísimo por ser escenario de la entrega de Premios Príncipe de Asturias. Con tal premisa no puede dudarse de su belleza y elegancia: Teatro Campoamor. Oviedo es su verdadero tablado, del que se disfruta desde 1892. De estilo arquitectónico Neoclásico, posee una capacidad de 1.440 personas. Además de gozar de la entrega de premios citada, es muy aclamada su temporada de Ópera que pone en pie a todos los ovetenses e invitados. Es el periodo más antiguo de España, sólo superado por el anterior, el del Gran Teatro del Liceo de Barcelona.

De norte a sur, y tiro porque me toca. Un sur muy andaluz, y en esta ocasión, muy sevillano. Resulta protagonista Sevilla con su reconocido Lope de Vega. En la Avenida de María Luisa, junto al Parque de María Luisa: un pulmón verde de aúpa. Bien de Interés Cultural. Desde 1914, da cobijo a las plazas de España y de América. Recorrerlo es un paseo inmenso, de fotografías infinitas. Recovecos y estancias de paz. Muy típico en los últimos años el paseo en coche de caballo, bicis o derivados. Volviendo a lo que la cultura nos ocupa, el Teatro Lope de vega comenzó a dar guerra en 1929, con arquitectura neobarroca es el edificio fiel a dicho estilo tanto en el conjunto como en su ornamentación. De capacidad exclusiva: 750 persona. Es un hogar perfecto para el arte escénico, y cuyo físico se antoja único.

A punto de cerrar el telón de teatros, llega el turno de las islas. Menorca se adelanta para mostrarnos su Teatro Principal de Maó. El de ópera más antiguo de España. Terminada su construcción en 1829, y cuya estructura aprovechó los restos de la muralla que rodeaba la ciudad de Maó. Son 837 las localidades disponibles. De interior reluciente, es sin duda el conductor que mantiene vivo la llama de la cultura en la ciudad. De la mano, y de isla en isla, la canaria tinerfeña nos lleva a conocer el Teatro Guimerá. Santa Cruz de Tenerife es observador desde 1851 de ese edificio culpable de representaciones históricas, así como de ballets, orquestas, zarzuelas, compañías musicales o congresos. Además, destaca por dar cobijo al Festival de Música de Canarias y algunos actos del Carnaval de la ciudad. Ambos isleños son muy especiales y foco de cultura para sus respectivas.

Fin de la obra

Diez funciones de incansables aplausos.
…porque no debemos olvidar que el teatro es vida. Y que la vida es sueño, como prometía don Pedro Calderón de la Barca…. Y los sueños, sueños son.

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El tragaluz ibérico

Sobre el autor

Madrileña y extremeña: un 'dos en uno' inseparable. Periodista y dirección hotelera. Con mil ojos en el mundo del turismo para dar a conocer lo mejor de aquí y de allá. Música para vivir con más intensidad. Sonrisa, siempre. Ganas e ilusión, también. Twitter:@beibaf


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