El arte es sobre todo un estado del alma.
Marc Chagall
Alma y arte. Un dos en uno. Un beso. Un abrazo. De la mano. Miradas. Roces en la piel. Juntos. Porque no es uno sin el otro. Es el mejor comienzo. Nos da las pistas necesarias para atribuirle un carácter artístico, cultural, expresivo y de tremendo talento a este relato. ¿Arte? el perfecto sinónimo en España es ‘Museo’. A rebosar de colecciones, exposiciones, galerías, en cualquiera de sus formatos y estilos. Son el cúlmen de la belleza. Aquí comienza un viaje ibérico de museos. ¿Te subes al plan?
¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
En mi pupila tu pupila azul.
¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía eres tú.
G.A. Bécquer tejía palabras como nadie. Una poesía que decía todo. Y bien nos sirve para sustituir ‘poesía’ por ‘arte’. Arte eres tú. Atribuyendo ese ‘tú’ a cualquier ciudad, de norte a sur, capaz de sorprender con pinacotecas. Imposible toparnos con todas ellas. Nos quedamos con un cuadro de nueve joyas y una más de regalo, por su verde esperanza, que adivinaremos más tarde. A Coruña, Bilbao, Vitoria, Barcelona, Mallorca, León, Madrid, Cáceres, Málaga y la isla de La Palma. Un trayecto desde el norte, para dejarnos caer en la cálida isla canaria.
Los gallegos nos reciben en el escenario coruñés. La Coruña, una ciudad con dos caras diferenciadas: la portuaria que mira hacia la ría de La Coruña, y la de mar abierto, que se enfoca hacia la Ensenada del Orzán, y en la que paseamos por las playas de Riazor y Orzán. Muy fría, pero nada que ver en su carácter. Limita al norte con el océano Atlántico, al este con la ría de La Coruña y Oleiros, al sur con Culleredo y al oeste con Arteijo. Es claro el calor que recibe de sus vecinos, así bien nos acoge en cualquier época del año. Repleta de arquitectura de escándalo, de monumentos, de jardines, de playas, teatros… y cómo no, de museos. Por esta vez, conocemos a los coruñeses por su Casa de la Ciencia. No podía faltar ese museo donde está prohibido no tocar, donde la ciencia se desnuda. El palacete del Parque de Santa Margarita es el albergue del museo, y tiene un planetario y tres plantas de experimentos físicos, exposiciones temporales y actualidad científica. Destaca en la escalera central un péndulo de Foucault que oscila ante nuestros ojos.
De norte a norte, y tiro porque me toca. Un juego que nos trae el grande, el admirable Guggenheim de Bilbao. Arte contemporáneo a raudales. Diseñado por el arquitecto canadiense Frank O. Gehry. 1997, su fecha de inauguración, por el rey Juan Carlos I de España. Después de 16 años en pie, y atrayendo al mundo entero, hoy aquí ocupa un lugar especial. Nos lleva a fotografiarlo, a hacerlo nuestro; y al tiempo, a conocer a su madre, a su hogar bilbaíno. Tan sólo será necesario encontrarte a sus pies para fascinar… curvas y formas retorcidas, de piedra caliza, cortinas de cristal y planchas de titanio. Así se nos presenta un Museo que goza de exposiciones que cambian frecuentemente, por lo general con trabajos que datan del siglo XX. Además, desde 2005 se hizo permanente ‘La materia del tiempo’, una serie de siete esculturas monumentales de Richard Serra. No olvidemos a Puppy, el cachorro de gran dimensión, obra de Jeff Koons en 1992, recubierto de flores, y el único con unas vistas de altura al puente de La Salve y a la ría del Nervión. Es un no parar de imágenes para el recuerdo. Así como su ciudad, que invita a visitar dos arquitecturas religiosas: la Basílica de Nuestra Señora de Begoña y La Catedral de Santiago; además el edificio La Literaria de la Universidad de Deusto, la fachada preciosa del Teatro Arriaga o el Palacio Chávarri. Son estampas auténticas de una ciudad muy despierta y que sabe mimar el paladar, prueba de ello su bacalao al pil pil.
El País Vasco nos retiene. Vitoria, capital de Álava, es la elegida. Partimos de una ciudad con una historial brutal, expresada por un valioso patrimonio monumental. Dos catedrales (la vieja y la nueva), restos de la muralla medieval, Palacio de Villasuso y torre de San Vicente o el Palacio de Zulueta. Estos son algunas de sus tesoros. Y en lo museístico también nos sorprende. Encontramos en el Palacio de Bendaña en el casco medieval de Vitoria el Museo Fournier de Naipes. Curioso donde los haya. Junto con el Museo de Arqueología, forma el conjunto BIBAT. Combinan antigüedad y modernidad. El de naipes desvela una de las actividades más características de Vitoria. En el museo se exponen más de 6.000 barajas, algunas de ellas muy antiguas, de todo el mundo y de todos los tiempos. Fundado por Félix Alfaro Fournier, es sin duda una sorpresa en pleno centro de la ciudad. No te lo puedes perder.
Vamos a endulzarnos. Nos desplazamos hasta León. Descendemos hasta los castellanoleoneses para echar a andar por las calles de Astorga. Municipio en la zona central de la provincia, entre el Páramo Leonés y los montes de León. De zonas verdes está repleto, y vive con ellos un sueño, por su antigüedad hay que hablar del Jardín de la Sinagoga, al que se han unido los modernos de La Eragudina, El Melgar y El Mayuelo. Paseo por la Avenida de Ponferrada y envolverte en la Plaza Mayor, vigilados por El Ayuntamiento de Astorga. Son algunas de las pistas para disfrutar de él. Ese es el cobijo de nuestro siguiente Museo: del Chocolate. Dulce, por supuesto. Para los amantes de este diamante en bruto, de este vicio inconfesable, es el lugar perfecto. Como el museo se describe: pasión, sonrisa, cacao, salud, energía, tentación, infancia, encanto… Un sinfin de realidades. Fundado en 1994, encontrarás un recorrido por la historia de la industria chocolatera de los astorganos, y podrás ver antigua maquinaria, piedras litográficas, planchas de grabado o colecciones de cromos-regalo. Muy apetecible.
Siguiente parada: Barcelona. Amanecemos, y el Museo Marítimo nos espera, cobijado en el edificio gótico de las Atarazanas Reales. Lugar levantado desde el siglo XIII, pero inaugurado en 1941 ya con el nombre de Museo Marítimo de Barcelona. Varias salas acogen joyas como la reproducción de la Galera Real de Juan de Austria o la replica a pequeña escala de La Santa María de Cristóbal Colón. Ofrece exposiciones temporales y un gran abanico de actividades culturales en torno a la cultura marítima. Realmente atractivo, y con el que recorrer una ciudad tan impactante como Barcelona. Desde su localización, en la Av. de les Drassanes, un paseo tranquilo hacia La Rambla, el Mercado de la Boquería, zonas del Barrio Gótico, la Plaza de Cataluña, recorrer el Paseo de Gracia y la Avenida Diagonal. Así como su inmensidad representada por la Sagrada Familia, Casa Batlló, Casa Vicens, Palacio de la Música Catalana, el Parque Güell y el Palacio, y Casa Milà: todos ellos Patrimonio de la Humanidad. Ahí es nada. Sin olvidar las playas o el puerto. Un todoterreno de ciudad.
La capital, centro de todas las miradas de las Comunidades de la Península. La Villa y Corte, situada en el centro de la Meseta Central. Es nuestro destino. Y en ella se encuentra ese décimo regalo, aquel verde esperanza del que hablábamos. Desde su Plaza Mayor, la Puerta del Sol, el Palacio Real, Plaza de España, Gran Vía, Plaza de Colón y de la Cibeles, Puerta de Alcalá, el Ayuntamiento, el Retiro, las Torres Kio o las Cuatro Torres Business Area. Ah! Y un riquísimo bocadillo de calamares al lado de la Plaza Mayor, no puede faltar. Tras una rápida visión de Madrid, en lo que a Museos se refiere, difícil elección. El Prado, el Thyssen-Bornemisza, Sorolla, del Ferrocarril o el famoso Museo de Cera. Pero la cita incansable en esta ocasión es el Reina Sofía, que forma parte del Triángulo del Arte junto a los dos primeros citados. Se cataloga como museo nacional español de arte del siglo XX. Satisface a los visitantes con colecciones de Pablo Picasso y Salvador Dalí. La obra más conocida en el recinto, sin duda, es el Guernica. Alberga además una biblioteca de acceso libre especializada en arte. Inaugurado en 1992, en el antiguo Hospital General de Madrid, gran edificio neoclásico del siglo XVIII situado en la zona de Atocha, y que ahora se le conoce como edificio Sabatini. Pero no podemos abandonar Madrid sin hablar de ese verde desbordante de ilusión: El Real Jardín Botánico. Precioso, de cuento. En tres terrazas escalonadas, posee plantas de América y del Pacífico, además de plantas europeas. Asentado en el Paseo del Prado, tiene un otoño de ensueño. Totalmente recomendable despedirse de la capital desde esta postal.
Hola Cáceres. Hola Malpartida de Cáceres. Un placer saludarte. Pueblecito que se halla en la Comarca de Tajo-Salor, concretamente en la penillanura cacereña entre las elevaciones de Cáceres y la sierra de San Pedro. Con una categoría muy singular: declarado Pueblo Europeo de las Cigüeñas. De él podemos destacar Los Barruecos, un paraje natural considerado monumento natural por la Junta de Extremadura. Es una belleza de la naturaleza, se trata de grandes masas de granito que se han degradado a lo largo del tiempo hasta formar verdaderas esculturas, algunas han sido nombradas como la Seta o las Peñas del Tesoro. El otro gran atractivo de malpartideños es el Museo Vostell, ubicado en esta maravilla de Los Barruecos. Un museo especial por su exposición también al aire libre, con obras de Wolf Vostell. Tres colecciones: Wolf y Mercedes Vostell, Fluxus del coleccionista italiano Gino di Maggio y la de Artistas Conceptuales. Peculiar e importante en este trayecto.
A un paso de marchar de la península, nos reciben los andaluces en su Málaga querida. Hasta el extremo oeste del mar Mediterráneo nos desplazamos para disfrutar del olor a mar. Como ciudad, es puro arte andaluz, situada en el centro de una bahía rodeada de sistemas montañosos, y además, dos ríos la atraviesan desembocando en el Mediterráneo: Guadalmedina y Guadalhorce. Con un clima envidiable, subtropical-mediterráneo se le denomina. Cuenta con un variado patrimonio arquitectónico y arqueológico. Como Patrimonio Histórico y Bien Cultural, la catedral, que con nombre y apellidos es La Santa Iglesia Catedral Basílica de la Encarnación. En carácter cultural, aquí aterriza este noveno protagonista: el Museo de Picasso. Una de las dos pinacotecas del artista, situado en el Palacio de Buenavista, dedicado al genio andaluz desde 2003. Anclado en ese palacio, en pleno centro histórico de la ciudad, es un magnífico ejemplo de la arquitectura andaluza del siglo XVI, en el que se mezclan los elementos renacentistas y mudéjares. También sus playas son punto de reflexión y deleite del turismo. Allí, frente al mar, degustar de un buen pescaíto frito, de espetos de sardinas, del ajo blanco o del gazpachuelo, acompañados de un vino dulce. Playas que te invitan a ello como La Malagueta, El Palo o La Caleta.
Broche final el que pone Tazacorte. Rodeado de canariones, en el oeste de la isla de La Palma. Con un singular gentilicio: bagañete. Es un pueblecito de paseos dulces, con una panorámica preciosa, de verde y mar. Y en esa visión, se hace grande su Museo del Plátano, muy apetecible sólo con oírlo nombrar. Es el único dedicado a la banana en toda Europa. Se disfraza en una casa canaria de dos plantas, en cuya parte superior se encuentra la historia del cultivo de la fruta, su exportación,… Y abajo, se concentra una sala de actos. Además, esperan elaborar aquí un licor de plátano y productos típicos de la zona. Una labor puramente canaria, con un interés especial para la isla y nos traslada a lo más jugoso de sus tierras. Un museo muy diferente.
‘El arte no es una cosa sino un camino’. Elbert Hubbard cosía esta idea, sin hilvanar otra opción.
Un camino para dejarse llevar por la cultura…
…Un viaje al que estamos siempre invitados.