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Beatriz Acosta

El tragaluz ibérico

Diez pueblos para dejarse llevar…

Un haz de luz. Un reflejo en la oscuridad. Un sentimiento a flor de piel. Un cosquilleo al imaginar. Una sonrisa al hablar. Un abrazo sin pensar. Una forma de dejarse llevar. Un mundo viajero donde no has de faltar.

Así se descompone El Tragaluz Ibérico.
Llega para mimar y cultivar el turismo.

No encuentro mejor sentencia de inauguración que una selección de pueblos de España. Esos que nos dan vida, que nos transportan a la infancia, que nos hacen caminar sin sentido, que nos inundan la memoria de historia, que nos desvelan la gastronomía de la tierra, que nos derrotan para cobijarnos en sus casonas en forma de hoteles. Desde Gran Canaria a la isla balear de Menorca, tejiendo la Península por las comunidades de Andalucía, Extemadura y La Mancha, y las provincias de Teruel o Gerona.

Bienvenido, Teror. Dicen que los primeros siempre serán los últimos, pero ojalá no se cumpla contigo. Y es que debe formar parte de una lista de prioridades. Villa Mariana de Teror es su completa denominación. Gran Canaria, su hogar. Pueblecito de gran sosiego y singular, uno de los más antiguos del archipiélago. Aparece rodeado de verdes bosques de eucaliptos y tuneras, alzándose sobre una meseta casi suspendido en el aire. Tiene un rico aire soleado y marinero, pese a los kilómetros que lo separan del mar. Entre sus calles conviven plazas de sabor romántico, como la de Teresa de Bolívar. Y qué decir de su Basílica de Nuestra Señora del Pino, el edificio más importante de la Villa, y a su vez, uno de los más importantes de la Isla. Bella de cerca, pero también vista de entre las casonas y balcones canarios que asoman por su Calle Real. Un paseo perfecto en el norte de la Grande, con su ubicación a 23 kilómetros de Las Palmas de Gran Canaria.

De un buen salto, la Península asoma para quedarse como protagonista hasta la despedida en esta historia. El sur nos roba la mirada con un juego de tres secretos a voces: Ronda, Mijas y Baeza.

Ronda, el primer susurro en boca de todos. Tiene su hueco en la provincia de Málaga, en la comarca de la Serranía de Ronda. Se sitúa en una cuenca rodeada de montañas de gran continuidad y mediana altitud, confiriéndole un carácter mágico por su altura y por lo rocoso. Mucho que aportar por todos los lados. Dos palacios como el de Salvatierra con una singular portada renacentista, un exterior que llama la atención, pero con un interior que cuenta con un valioso conjunto mobiliario y objetos artísticos de gran calidad. Con jardín posterior con vista a la Sierra de las Nieves. Este Palacio fue nombrado Bien de Interés Cultural. Al igual que el segundo, el de Mondragón, mudéjar-renacentista, la fachada también recobra gran importancia y en su interior destacan sus tres patios con diferentes estilos. Ambas, visitas obligadas en el casco antiguo de Ronda. Y como tercer elemento, en el Barrio de San Miguel, los baños árabes, uno de los mejor conservados de la Península Ibérica. Fueron construidos junto al Arroyo de las Culebras en los siglos XIII-XIV, estructurado en tres zonas fundamentales: salas de baño frío, templado y caliente.

Ronda y sus rondeños nos dan a conocer pinceladas de su tierra ofreciendo paseos por sus calles, adentrándote en un pueblo de los de siempre. Además, nos darán de comer y con carácter. Por ejemplo, en el ‘Restaurante Tragabuches‘ de cocina creativa, definen lo que es gastronomía como “deleite sensual de uno de los mayores placeres que el hombre conoce”, y harán de tu placer un mundo con platos de sabor andaluz.

Mijas, de suerte malagueña, se extiende de la sierra del mismo nombre hasta el mar, a través de un paisaje movidito de lomas, cerros y ondulaciones varias. Conserva el encanto de pueblo pesquero gracias a la Cala de Mijas, en el centro de la costa mijeña. Su Plaza de Toros ovalada, dos iglesias de estilo mudéjar, las torres vigías por toda la costa, ésas son algunas de sus historias. Enclavado en la Costa del Sol. De romanos y árabes quedan todavía vestigios, como sus antiguas murallas y las calles estrechas y empinadas de trazado morisco. Pero Mijas es, ante todo, un pueblo blanco, de luz, montañoso, histórico y muy tradicional.

Dirección norte para encontranos en Jaén y su Baeza querida. O belleza, por aquello de la semejanza sonora y visual. Es un sorprendente muestrario de la riqueza arquitectónica renacentista del Alto Guadalquivir. Situado a escasos 50 kilómetros de la capital jiennense, sobre la Loma de Úbeda, se corona como historia en estado puro, pues pueden contemplarse restos de la Edad del Bronce o de la Época Romana. Desde luego que de entre sus casi 200 km² de superficie no podemos decantarnos por nada ni por todo. Una gran lista de edificios y monumentos de interés que resulta interminable. Véase La Catedral de la Natividad, que se erige en el solar de la antigua mezquita mayor de la ciudad. O sepan de buena tinta también, uno de los rincones más entrañables: la Plaza del Pópulo, un punto de referencia. ¿Dejarse llevar? siempre la mejor opción. Y antes de dar rienda suelta al próximo destino, un descanso de los que dejan huella: ‘Hotel Puerta de la Luna‘. Se trata de un hotel disfrazado de una hermosa mansión del siglo XVII, cobijada en el casco antiguo. Piscina, jardines, buena cocina, y un servicio especial, lo convierten en un gran hospedaje.

Extremadura, voy pa’ ti. Máxima admiración expresada a través de su Olivenza repleta de sabor. En la parte occidental de la provincia de Badajoz, pertenece a la comarca de los Llanos de Olivenza. A 24 kilómetros de Badajoz con unos 12.000 oliventinos entre sus recovecos. Elegante por su casco urbano y el conjunto de bulevares. Fundamental El Alcázar o Castillo que conserva gruesas murallas del siglo XIV. El conjunto amurallado tenía un total de 14 torres, de las que se conservan dos: Alconchel y Los Ángeles, de torres semicirculares, mientras que La Puerta de la Gracia sólo mantiene el arco. Además, la Iglesia de Santa María Magdalena y la de Santa María del Castillo son parte de su complejo monumental, junto con la presencia de la Plaza de la Constitución, de estructura longitudinal. Paseos hasta llamar al descanso. Así, se da a conocer el ‘Hotel Palacio Arteaga‘, que también se encargará del paladar por su reconocido restaurante. En pleno centro de Olivenza, ocupa una de las construcciones más emblemáticas de la ciudad, con 24 habitaciones diferentes y una Junior suite, que combinan a la perfección tradición e innovación. Sin duda, una gran elección en todos los sentidos.

Sorteando el dado, tiro porque me toca: Castilla-La Mancha. Ciudad Real, la dueña, y Almagro, el siguiente tesoro. Un pueblo manchego con mucha historia y tanto color en sus calles, que no deja indiferente a nadie. Famosa su Plaza Mayor, originalidad por sus cuatro costados. Fue plaza de armas, para después convertirse en centro de una feria de comercio, con planta rectangular irregular y dos pisos. De inspiración flamenca, y en ella, el también aplaudido Corral de Comedias del siglo XVII, el único que se conserva íntegro de esa época. Tanto la Plaza como el Corral son dos tesoros, con ellos, la visita a Almagro se verá engrandecida. De paseo, te toparás con numerosos portales de casas solariegas, sin salir de la Plaza Mayor, por ejemplo, la Casa del Mayorazgo de los Molina. También sin abandonar la plaza, fundamental y un imprescindible: disfrutar de una obra en ese Corral del siglo XVII. Y es que mantiene su estructura original, un patio en madera de color ‘almagre’ y en piedra, con dos pisos para recibir a un máximo de 300 personas. Hoy en día, las presentaciones son parte de su fama, importantes para el Festival Internacional de Teatro Clásico. En un total, Almagro es el deleite del pasado.

Importante acudir a las dos siguientes cita: comer en Almagro en ‘El Corregidor‘. Comida puramente manchega, un restaurante y mesón de decoración acorde con la historia. Dormir en ‘La Casa del Rector‘, un hotel que reúne tres conceptos: tradición, eclecticismo y vanguardia. O sino también, ofrece un complejo turístico enológico.

Hay que dar un buen empujón para alcanzarlo. Pero aquí está: Rubielos de Mora. Esa joya en forma de pequeño pueblo, en el que muchos querríamos tener sueños. Medieval de pies a cabeza. Con un casco antiguo casi intacto, conserva dos entradas del recinto amurallado que era, con ansias de recibir nuestras pisadas. Después, nos esperan sus vecinos, a 15 minutos al volante. Los que tienen por nombre el apellido del otro: Mora de Rubielos. Ambos forman un gran atractivo turístico. Y es que Mora (para los amigos) aguarda dos monumentos de aúpa. La excolegiala de Santa María, construída bajo el patrocinio de los Fernández de Heredia; de estilo gótico, de aspecto sencillo y compacto en la estructura. En el 2004 fue declarada Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Aragón. Y su segundo fuerte es el Castillo palacio, también de aire gótico, con patio central. Mora de Rubielos es la capital de la comarca de Gúdar, y a parte de brillar con la luz de ambos monumentos, nos lleva hasta un hotel de asombro. Se trata de ‘Hotel La Trufa Negra‘, o más bien habría que referirse a él como el mayor complejo turístico de Teruel. En pleno corazón de la sierra de Gúdar-Javalambre. Es hotel, apartamento, spa, restaurante, finca privada…todo en uno. Encajado en la zona cuna de la trufa negra y perfecta para el amante del esquí. Como se definen “un lugar singular, con un servicio volcado en el cliente y cuidando los pequeños detalles“.

Por la costa de Castellón y adentrándonos en la Costa Brava, nos topamos con ella, la capital del Alto Ampurdán: Figueras. Parada obligada para españoles, pero es también centro de miradas de turistas franceses, pues es una de las ciudades cercanas a la frontera con Francia y le otorga un papel de bienvenida a esta ciudad. Los figuerenses tienen ese don de acogida, que a pesar del frío que sopla en todas sus estaciones, saben calentar tu estancia. El ‘cómo lo harán’ comienza por deducir que los lugares de interés no se cuentan con los dedos de la mano. Toca rondar por La Rambla, su paseo central y eje que articula el casco antiguo con la zona de expansión urbanística de la ciudad. Pero desde lo lejos, también se puede disfrutar de Figueras, con su Castillo de Sant Ferrán. Está posado en una colina, al final de la pujada del Castell. Se trata de una fortificación militar del siglo XVIII, un monumento considerado la mayor fortaleza con baluartes de ese siglo en toda Europa. Para terminar, está muy presente también Salvador Dalí, con su Teatro-Museo Dalí. Al frente de la Plaza Gala i Salvador Dalí, desde 1974, para dar cobijo a un amplio abanico de obras de su trayectoria artística. Aquí interesa comer y hacerlo a la catalana, con el ‘Restaurante Durán‘, referente gastronómico, con unos platos estrella llenos de verduras, carnes, arroces y pescados.

Bien es sabido es que las despedidas no agradan. Pero el escritor italiano Carlo Dossi, nos dice que el “máximo signo de final es el principio“. Y qué mejor final para vivir los principios que quedan por venir.

El adiós lo marca Ciudadela o Ciutadella de Menorca, en su origen catalán. Bonito hasta el nombre. Y es lo que bien empieza, bien acaba. En el noroeste de la isla de Menorca, es un importante, blanco y luminoso gran pueblo de frescos inviernos y calurosos veranos. Bien es cierto que podría confundirse con una ciudad en toda su amplitud, pero en ella sigue el vivo recuerdo de un pueblo. Preciosas calas, playas entre masas de pinares, cuevas y grutas de origen kárstico o yacimientos arqueológicos. De destacar es su catedral, desde el siglo XIV en pie. Al igual que la iglesia del Socorro, la del Rosario o la Plaza Vieja, donde se encuentran los más bellos palacios… Ver para no olvidar.

Ahora sí, aterriza el final de estas diez excelencias. Diez fórmulas para disfrutar del país. Diez espectáculos por pueblos. Diez puntos geográficos que desean ser parte de tu memoria. De diez.

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Sobre el autor

Madrileña y extremeña: un 'dos en uno' inseparable. Periodista y dirección hotelera. Con mil ojos en el mundo del turismo para dar a conocer lo mejor de aquí y de allá. Música para vivir con más intensidad. Sonrisa, siempre. Ganas e ilusión, también. Twitter:@beibaf


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