Se acerca el día 23, día en que se celebra la prueba reina del atletismo pacense, la Maratón de Badajoz. A esta altura de preparación ya tienen que estar las “tareas hechas”, el trabajo debe estar terminado y de aquí en adelante solo entrenaremos para mantenerlo, ahora ya tenemos más que perder que ganar. Aquí, como en los estudios, no se pude dejar nada para el final, porque el maratón no perdona.
El maratón es la reina de todas carreras con sus 42 kilómetros y 195 metros, es única, no hay otra igual. Es el sueño de todo corredor que se precie de ser corredor. No es cuestión de velocidad, sino de voluntad, resistencia y también estrategia, en la que un mínimo error puede ser el fin. Es la carrera contra uno mismo, contra tu cuerpo, tu mente y tu sombra. Es la prueba definitiva del carácter y la templanza. Vas a atravesar en pocas horas todo el espectro de las emociones humanas, ilusión, ansiedad, desesperanza, miedo, dolor, rabia, coraje, orgullo y por último satisfacción y felicidad absoluta al cruzar la linea de meta. Da igual el tiempo que hayamos hecho, y es que todo maratoniano que termina es un triunfador.
Es el final perfecto para coronar meses de de arduo e intenso entrenamiento.Es una hazaña que vas a contar siempre, pero que es solo tuya, única e irrepetible porque cada corredor es diferente.
Si recordáis los tres primeros consejos que os dí (paciencia, prudencia y constancia), el día del maratón el más importante de todos es la prudencia, tenemos que ser prudentes al máximo, tanto es así que yo me atrevo a decir que un maratón es una carrera de 21 kilómetros después de un calentamiento de 21 kilómetros.
Y para terminar una reflexión que tiene que ver con amigos, familiares, conocidos y todas aquellas personas que conocen nuestra afición a las carreras. “Los que te quieren te esperan en la meta, los que te aprecian te preguntan ‘¿qué tal te fué?’, los demás ‘¿qué tiempo has hecho?¿en qué puesto has quedado?'”.