A mí no me la pegan. Lo que pasa es que las multinacionales del medicamento quieren toda la tarta para ellas y nos estafan con publicidad engañosa. Y ya de paso nos envenenan con sus potingues. Bueno, las farmacéuticas y esos matasanos de la medicina convencional a quienes regalan viajes y chucherías a cambio de recetar sus mierdas. Pero yo… ni una aspirina, vamos. Por eso estoy hecho un toro. A ver, por eso, por la medicina alternativa y por la memoria del agua. Lo tengo tan claro como que nunca hemos llegado a la luna y que hace 6000 años que Dios creó la Tierra. Que, por supuesto, es plana.