YO TENÍA una miseria de ahorros, la miseria de toda mi vida, así que fui a guardarla donde creí que estaría más segura. Saliendo de casa, coincidí con una vecina que iba al mismo banco a pedir un préstamo. Le pregunté Cuánto necesitas, me dijo Tanto, le respondí: Tanto son exactamente mis ahorros, ¿sabes qué va a pasar?, yo los ingresaré por una ventanilla y ellos te los darán a ti por otra pero cobrándote diez veces los intereses que a mí van a darme, así que mejor nos apañamos entre nosotras. Acaban de venir a detenerme los de la Agencia Tributaria. Por un delito de solidaridad impropia, dicen.