TIENES DERECHO a llamarme excéntrico, frívolo o payaso a deshora. Puedes pensar de mí que soy voluble y superficial, que sobrevuelo el mundo sin apenas rozarlo, que rehúyo la gravedad ocultándome en la frivolidad del baile y que sorteo las dificultades doblegándome como una pluma. Pero también podrías pensar que soy tan responsable como tú, igual de listo o de tonto, y que lo único que nos diferencia es que yo me enfrento a la vida luchando por no convertirme en una vara seca y rígida y negándome a arrastrarme por el suelo como tú, mi querida y triste escoba. Sin rencor, tu colega el plumero.