UN POLICÍA MANTECOSO ha detenido a una niña de seis años entre los sofocos de ambos —los sofocos de él por gordo, los de la niña por niña— acusándola de alteración del orden de la guardería. Tras vencer la resistencia de sus lloros y sus mocos, la ha esposado y se la ha llevado a comisaría para tomarle las huellas con el tomador de huellas de la señorita Pepis. El abogado de la niña, botones de cierto prestigioso bufete, ha denunciado al policía y solicita para él pena de seis años con orejas de burro sin posibilidad de descanso. La petición ha sido recurrida por la Asociación por un Burro Digno.