HE VIVIDO HASTA AHORA en una burbuja aséptica herméticamente cerrada. Y de pronto el mundo se ha convertido en un basurero infectado de gérmenes mortales. Unos a otros los seres humanos se contagian el pánico y hablan de amenazas. En serio y en broma, con fondo musical de tragedia o entres chistes que ocultan el recelo de un exorcismo inútil, todos esbozan sonrisas de reojo a quienes hasta ahora apenas veían pasar a su lado. Y a mí, de natural tan poca cosa, me han convertido en codicia de ladrones y traficantes. Oro en polvo, hilos de platino tejidos para enredar al bicho hasta matarlo de hambre. Casi todos se obstinan en respirar por mí, aunque sea travestida de papel higiénico. Pero más pronto que tarde volverá el silencio y yo regresaré a mi envase hermético de mascarilla.