ME GUSTA HABLAROS mientras limpio vuestra lápida. Aquí nadie se extraña de que hable sola porque lo hace todo el mundo; aunque en realidad no estamos hablando solos, os hablamos a vosotros, os ponemos al día de cómo sigue la vida desde que os fuisteis, os contamos lo que nos pasa, lo que no nos toca por más que queramos, como la bonoloto, y lo que nos toca aunque no queramos, como que la choriza de mi jefa me haya despedido por negarme a participar, a cambio de un pellizco, en un chanchullo para hacerse todavía más rica. La culpa la tenéis vosotros, que me inculcasteis lo de ser pobres pero honrados. En el mundo ladrón que nos ha tocado vivir, una no es pobre pero honrada, es pobre y además honrada. Tan honrada, que acabo de pasarle las pruebas del chanchullo de mi jefa a la Policía. Ea, hasta el año que viene, si no nos vemos antes al otro lado de la lápida.