ME RIÑE MI AMIGO porque cada día estoy más sordo. ¿Y qué quieres, si voy para viejo? Pues ponte un sonotone como el mío, que no se ve. Ya, uno de esos garbanzos carísimos que amplifican por igual los sonidos que te importan y los que no, hasta que te vuelves tarumba y acabas sacándote el guisante de la oreja y abandonándolo en un cajón de la mesilla de noche. Yo prefiero no oír nada a oír lo que no me gusta. De hecho, estoy esperando a que perfeccionen un audífono que aumente solo las noticias que me apetecen, los mensajes de los políticos de mi cuerda y la opinión de mis tertulianos favoritos. No me contarán nada nuevo, pero me reafirmaré aún más en mis ideas y me encabronaré contra el rival con una mala leche infinita. ¿Para qué dudar, cuando está todo tan claro como a ti te interesa? Los pedantes llaman a esto «Sesgo de confirmación», yo lo llamo «Mis cojones son pares».