¿QUÉ CLASE DE SER fatalista se oculta detrás de una voz tan amable? Porque ni siquiera Sophia, la inteligencia artificial más avanzada del mundo, es aún capaz de tropezar en errores como este, así que solo puede tratarse de alguien de carne y alma, una personita apocada, tendenciosa, abatida por pensamientos sombríos, de un pesimismo congénito y proclive a decantarse hacia el lado negativo de la incertidumbre. ¡Una auténtica pepla, vamos! Y servidora, que es de natural hiperbórea, no ve más que sana cotidianidad en preguntarle a la bola habladora: «Alexa, dime qué tengo apuntado en la lista de la compra» apenas tres días después de haberle pedido: «Alexa, recuérdame comprar toallitas desmaquillantes». Qué especie de traductora umbría por la pena entiende de mis palabras un mensaje tan fúnebre como «Tienes un producto en la lista de la compra: toallitas de morir antes».