LOS JUANCARLISTAS DE SIEMPRE respiramos hoy un poco más tranquilos. Quienes en aquellos años inciertos de la Transición defendíamos que el juancarlismo era el maná de la tercera vía, y pasado el tiempo hemos tenido que tragarnos nuestras palabras y renegar de la golfería, el antipatriotismo y la delincuencia inimputable del irresponsable, podemos dormir hoy aliviados gracias al comunicado que el contrito honorario sin honor ha lanzado a propósito de su vuelta a Sanxenxo. El emérito demérito anuncia, sin populismos ni demagogias, que le ha pegado un buen pellizco a sus ahorros de comisionista, ha conseguido que sus amantes le devuelvan algunos de los millones que él mismo les regaló y ha convencido a sus muy demócratas amigos árabes para que aporten otro montón de millones, y que con todo ello va a construir en su patria (en esta) un hospital para niños enfermos. ¿Cómo que no!