SIEMPRE HEMOS DISCUTIDO como amigos que se respetan pese a sus diferencias. El viernes, por ejemplo, tú te empeñabas en que donde más llueve de España es en Galicia; yo defendía lo contrario, que es en el sur, en un pueblito de Cádiz verde y luminoso que atrae a los naturistas como el néctar a las abejas, Grazalema, precisamente allí donde algunos de los pocos jipis que aún quedan se han citado este año para huir del mundo «civilizado», al que llaman Babilonia. No nos pusimos de acuerdo, no pasó nada. Este lunes nos enzarzamos por las elecciones, logré sacar un segundo el cuello de la trifulca y reprocharte: «¿Entonces para ti son más importantes las ideas que la amistad?». Resoplaste y te fuiste sin decir adiós. Ni me coges el teléfono. Pues ¿sabes qué te digo? Piérdete tú por las calles de esta Babilonia gris y furiosa, ¡puta política!, yo me voy a empelotarme a Grazalema.