A DON SANTIAGO CID LE HA EMBESTIDO una apoplejía que le ha formateado el disco duro hasta dejarlo para echarles glasé a los bollos. Andaba ayer trasteando en la rebotica cuando entró una joven senegalesa sin papeles que mendiga en la esquina y a la que una mañana le espetó: «¿Por qué no te vuelves a tu país? Total, aquí tampoco tienes nada». Ella le respondió: «Aquí nada es algo, en mi país nada es nada». Le cogió más ojeriza aún. Ayer le incomodó volver a verla entrar en su farmacia. «¿Qué quieres?», le preguntó despectivo. Ella respondió mostrando unas monedas: «Vendas y tiritas negras». «¿Qué, te ha puesto las pilas tu hombre?», sonrió burlón. «Son para mi novia, que se ha hecho una herida». En ese momento, la radio anunciaba que la candidata del PP en Extremadura se negaba a pactar con Vox. Notó cómo la sangre se le agolpaba en la cabeza y su mundo perfecto se iba a negro.