RECHINA EL COLUMPIO A VAIVÉN y los pardales gorjean confiados, camina serena la tarde en el parque. De golpe, un grito desgarra la armonía como a una tela vieja, luego otro lo replica y de nuevo el primero multiplica por tres el sobresalto: dos padres se enzarzan hasta sangrar por que el hijo de cada cual sea el primero en disfrutar del columpio, se dan de puñetazos, hasta golpes de bate se dan. La Policía interviene y ataja la contienda llevándose detenidos a los gentiles caballeros. Sentado en un banco, un feminista converso lee El arte de putear, de Moratín padre: «Una sola manera se ha encontrado de hacer los hombres; mas de deshacerlos ¡cuántas industrias inventó la muerte!». Los dos niños, más listos que sus padres, acuerdan pacíficamente alternarse en el columpio, que vuelve a chirriar a compás, y tan frescos. Ahora sí, la tarde avanza madura, inteligente, esperanzadora.