¿SERVIDOR?, UN MIRLO BLANCO, un fontanero impecable. Hasta emitía las facturas con IVA. Pero Satanás me tentó desde un váter anexo a un lavabo atascado. Había oído hablar de los bidés eléctricos, aunque me daba aprensión probarlos; donde se ponga el papel de toda la vida… Aquella mañana serena, la casa muda, sus moradores ausentes, las luces saltarinas, el hueco invitador… todo se confabuló en mi contra. No pude resistirme. Me bajé los pantalones, los calzoncillos, me arrellané en el agujero como un orador se aclara la garganta y mi dedo trémulo pulsó el botón. Una epifanía. El chorro de agua tibia se proyectó en el centro mismo de la diana donde todo termina con una precisión e intensidad tales que no me habría levantado jamás de allí, si no fuera porque… Aturdido de placer, no me di cuenta de que el dueño había vuelto. Y encima se me había olvidado cerrar la puerta del baño.