HACE FRÍO A ESTE LADO DE LA FRONTERA que separa al año que agoniza del impostor que viene a sucederle. Te dirán que es un año nuevo, distinto, una oportunidad de cambiar las cosas que no funcionan, la posibilidad de resetear un mundo que se ha torcido hasta la locura. No te dejes engañar por la música y el ruido de la fiesta: es la ceremonia de siempre. Como un actor decrépito, el viejo año aprovechará tu borrachera de esperanza para darse la vuelta y cambiar de careta en lo que duran doce campanadas. Luego reaparecerá ante ti flamante, y tú, por la cuenta que te trae, fingirás que no lo has visto, y le creerás. Pero ayer mismo, día de los Inocentes, los Inocentes seguían muriendo a manos de los Herodes eternamente reencarnados, como si no hubiera pasado ni uno solo de aquellos dos mil años. Da igual, no puedes hacer nada, así que ponte la nariz de payaso y di que eres feliz.