HOY CUMPLO 47 AÑOS. Sí, nací el 7 de diciembre de 1978. Por suerte, a mis padres no se les ocurrió la estrambótica idea de llamarme, según la efeméride de la víspera, María de la Constitución. Prefirieron decantarse por la añeja tradición religiosa, que la tenían más a mano, y me bautizaron con la onomástica del día siguiente: Inmaculada Concepción, Inma para las amigas, la versión moderna de la antigua Concha, de tan peligrosas resonancias en Latinoamérica. Cuando crecí, fui consciente de haber nacido, como hubiera escrito Machado, entre una España que sueña y otra España que reza; es decir, en pleno puente de la Constitución o en el de la Inmaculada, dependiendo de la ideología. Hoy, como nunca antes en mi vida, me siento símbolo involuntario de un país roto en dos mitades cada vez más separadas. De hecho, mis padres tendrían que haberme bautizado Puente. María del Puente Roto.