PRUEBA A TAPAR CON LA MANO un géiser, detén con tu cuerpo una avalancha, apaga soplando la lava que irrumpe de las entrañas de la tierra, protégete del Diluvio Universal bajo un paraguas de los chinos… o intenta hacer entrar en razón a un joven insensato. No se puede dialogar con las fuerzas de la naturaleza. Nada refrena su energía, ninguna lógica, ninguna mascarilla, ninguna distancia de seguridad. Atrincherados en su castillo de alquiler, los nuevos aristócratas de la rebelión beben, bailan y gritan a la Policía: «¡Dejadnos en paz, somos jóvenes, tenemos derecho a ser libres y a divertirnos!». En algún universo paralelo, los mismos jóvenes atracan a mano armada una caja de ahorros. También les acosa la Policía, esta vez los geos, y también uno de los atracadores grita a la calle: «¡Dejadnos en paz, somos jóvenes, tenemos derecho a ser libres! ¡Y ricos!».