EL 19 DE DICIEMBRE DE 1958 María Callas debutó en el Palais Garnier de París y yo estaba allí. Era uno de los que tosían mientras la orquesta ejecutaba la introducción de «Casta Diva», porque lo único que nos importaba era escucharla a ella, que esperaba para atacar el aria con los ojos cerrados, los brazos recogidos sobre el pecho y una sonrisa triste y mística que denunciaba su propio hastío vital. La Callas cantó a la luna con tal emoción que habría hecho llorar al propio Bellini. A pesar de ello descubro en internet que hay personas a las que no les gusta el vídeo. Incomprensible. La ópera puede hacerte vibrar o dormirte, pero si la adoras es imposible que no te guste esa actuación. En esas 2423 mentes debe de haber una empanadilla mental parecida a la del autor de la pintada que descubrí hace unos días paseando por el barrio mis 90 años: «Tú eres sunnormal (Kafka)».