ES VERDAD LO QUE DICE, apenas duerme. Yo desde mi insomnio soy testigo del suyo, y eso de alguna manera nos iguala. Dos seres unidos por los problemas para descansar y separados apenas por el ancho de una calle. No nos conocemos, pero sé que es un neurótico porque apaga la luz cuando cree que el sopor le vence y vuelve a encenderla si le despierta la inquietud de quedarse profundamente dormido, como si le diera miedo abandonarse a la oscuridad. A mí también me pasa. Me lo imagino leyendo en la cama, igual que yo, y de vez en cuando me incorporo para ver si su luz sigue encendida. Si lo está, me noto acompañada; si no, siento la envidia de no estar ya tan dormida como él. Hace días que no veo luz en su ventana. No quiero pensar en cómo de profundo es el sueño que lo tiene retenido. Seguiré incorporándome de vez en cuando, por si de pronto una noche la encuentro encendida.