DICE EL KREMLIN que lo de las calles sembradas de cadáveres ucranianos es puro teatro. ¡Gran verdad! Tengo una larga trayectoria de teatrero y sé distinguir perfectamente entre realidad y ficción, por muy buena que sea, y a fe mía que esta es de las mejores. Lo que vemos en la foto es un montaje elaborado por un genial director, un escenógrafo hiperrealista y unos actores de primerísimo nivel. La puesta en escena de las patatas derramadas es deslumbrante por su cotidiana crueldad, como la de la botella de plástico entre los pies del actor. ¡Y qué actor! Desprende verdad por cada poro. Se ve que está más que entrenado en contener la respiración durante horas, e incluso días, para convencernos de que está muerto. Aun así, no le llega ni a la suela de las botas al que interpreta el papel de Putin. Ese tío hace el cabrón asesino más convincente que he visto en mi teatrera vida.