LA MODA VA DE CULO. De culo de panadera, se decía en la era prefeminista, si bien es cierto que a los hombres el exceso de pan se les almacena en la panza, otro sexismo de la naturaleza. La renovada adoración de la esteatopigia es la prueba más extravagante de hasta qué punto se empeñan las modas en volver. Los culos desmesurados regresan con las mismas connotaciones exhibicionistas que hace doscientos años arrastraron a la pobre Saartjie Baartman por circos y ferias para ser mostrada desnuda, hasta que en 1994, o sea anteayer, su momia fue sacada del último zoo humano y enterrada en Sudáfrica, donde nació. Aquella atrocidad se justifica en que la «Venus hotentote» era para los blancos de entonces poco menos que una mona. Como ahora Vinícius, el mono futbolista, ¿qué son un par de siglos en la historia universal de la infamia? La moda va de culo. Algunos de nosotros, también.