Siempre me ha llamado mucho la atención cómo la ironía y las indirectas que mandamos en forma de tuits, estados en Facebook o fotografías con frases enlatadas rara vez llegan al destinatario o son mal interpretadas directamente.
Circula por la Red una frase que me encanta:
Esta frase creo que resume a la perfección por qué se producen tantos malos entendidos y la gente malinterpreta el sentido de lo que realmente ponemos en nuestras redes o en los chats.
Uno de los inconvenientes que tienen las redes es que no puedes mirar a los ojos del interlocutor, lo que dificulta enormemente saber si lo que está diciendo/escribiendo va en un sentido o en otro.
Tampoco podemos saber cuál es el tono que está utilizando, si es de enfado, nostalgia, alegría, venganza o cualquier otro estado anímico. Lo único que tenemos más o menos claro en Internet es que cuando escribimos en mayúsculas estamos de alguna manera elevando el tono y poco más.
Las comunicaciones interpersonales han cambiado tanto con las nuevas tecnologías que ya incluso las parejas rompen vía Twitter, Facebook o Whatsaap… Tenemos que admitir que todos en alguna ocasión hemos utilizado nuestras redes para decir aquello que no podíamos, no nos atrevíamos o simplemente nos daba miedo o pudor decir abiertamente. Vamos, soltar una indirecta lo más directa posible independientemente de que diera en la diana o no.
Cuando sueltas una, hay más probabilidades de que se den por aludidos el 99% de tus amigos o seguidores que el propio aludido. Y en el 90% de los casos, esa indirecta será interpretada totalmente al revés. Y aún así, no podemos evitar soltarlas.
Como prueba puse dos estados en Facebook que nada tenían que ver conmigo. Uno sin intención alguna y sin destinatario en concreto. Otro cargado de ironía y una indirecta en toda regla. Tras un éxito inesperado, inmediatamente comencé a recibir mensajes privados.
Unos dándome ánimos a mí (cosa que me sorprendió muchísimo, pero agradecia sinceramente) y otros preguntando directamente a quién me estaba refiriendo y por qué.
Comprobé que la ironía y las indirectas en las redes son muy difíciles de entender, pero no podemos evitarlas.
Es cierto que una vez que las lanzas te quedas muy a gusto. Te da igual si has hecho diana y las recoje el sujeto en cuestión, te sientes liberado y punto. Y eso al fin y al cabo es lo importante…
Pero también he comprobado que pongas lo que pongas o como lo pongas, siempre habrá alguien que se dé por aludido o se monte su propia historia.
Soy una gran defensora de las Redes, pero no hay que perder la perspectiva de lo que son. Cuando os surgan dudas recordar esto: “Las cosas realmente importantes nunca se publican en las redes“.