De los 388 municipios extremeños, 109 no sufrieron el azote de la emigración por haber tenido un saldo migratorio positivo (llegaron más personas de las que se fueron) o porque lo mantuvieron a cero durante 2016; ellos representan, el 28% del total, según refleja el último informe “Variaciones residenciales” que edita el Instituto de Estadística de Extremadura. De esos 109 municipios, 62 ganaron población porque llegaron más personas de las que se marcharon y 47 mantuvieron su saldo a cero. Almendralejo fue el municipio que más población perdió por la emigración, con 1.362 habitantes menos en 2016; de ellos, 1.184 se marcharon al extranjero. Le siguieron también con saldo negativo la ciudad de Badajoz (-205), Plasencia (-137), Don Benito (-141) y Villafranca de los Barros (-106). Por el contrario, la ciudad de Cáceres fue el municipio que más población ganó (130); le siguieron Navalmoral de la Mata (48) y Bohonal de Ibor (22). Como curiosidad, sólo 6 municipios de la provincia pacense obtuvieron un saldo positivo superior a 10 habitantes: Don Álvaro, Fregenal de la Sierra, Higuera de la Serena, Magacela y Zahínos. Por parte de la cacereña fueron 9: las ya mencionadas Cáceres, Navalmoral y Bohonal, más Ahigal, Hervás, Jerte, Peraleda de la Mata, Montehermoso y Santa Cruz de la Sierra.
La emigración acentúa, por lo tanto, el problema de la despoblación en Extremadura. La comunidad autónoma perdió 5.467 habitantes en 2016 como consecuencia de que salieron de la comunidad más ciudadanos de los que se establecieron en ella. Los datos dicen que hubo 4.398 censados menos en los pueblos extremeños por la marcha a otras comunidades autónomas y 1.069 menos por la emigración a otros países. Estos saldos migratorios son los peores que se recuerdan.