Frenazo en seco de la inversión extranjera en 2013, de momento. A pesar de que la participación de empresas foráneas en negocios de la región ha tenido sus años dorados durante la crisis, este año puede ser el peor de toda la serie si nadie lo remedia. En los últimos 4 años se han invertido 132 millones de euros, lo que supone más de la mitad (el 54%) del total de los últimos 10 años, que ascendió a los 246 millones de euros. Sin embargo desde enero hasta junio de este año sólo se llevan invertidos 42 mil euros.
Ojo, que esta estadística se refiere al dinero que aportan empresas extranjeras para participar en el accionariado de empresas extremeñas y no al dinero que llega desde fuera para financiar proyecto concretos.
Pues bien, buceando en los datos llama la atención el hecho de que durante la crisis haya sido cuando los inversores extranjeros más han confiado en empresas de la región. La participación foránea en negocios de Extremadura creció de forma exponencial durante la recesión. Entre 2008 y hasta 2012 la inversión rondó los 30 millones de euros anuales. No se daban tan buenos datos desde hacía 10 años.
Las renovables lideraron con diferencia del resto esa inversión. A este sector llegaron 7 de cada 10 euros del exterior, según datos del Ministerio de industria. Sin embargo, en lo que llevamos de 2013, la inversión es cero. Esta caída de la inversión nos la confirma también el presidente del Cluster de la Energía de Extremadura, Vicente Sánchez. Ha apuntado a las últimas medidas que ha tomado el Gobierno en materia energética como las causantes de que el sector ya no sea atractivo para los inversores.
También prevé como muy perjudicial la entrada en vigor del próximo decreto del Gobierno central por el que habrá un impuesto, “peaje” lo llama esa normativa, al autoconsumo; por ejemplo, al que se instale una fotovoltaica en su tejado de casa. En este sentido, el Gobierno de Extremadura ha presentado recursos de inconstitucionalidad contra hasta tres normativas referentes a la regulación energética porque, dice, introducen “cambios radicales contrarios a las previsiones de ingresos” previstas por los titulares de instalaciones renovables.
Todos los sectores han ido aumentando y disminuyendo la inversión de forma puntual durante los últimos diez años. Sólo la agricultura y la ganadería se han mantenido estables. Nunca han dejado de recibir inversiones de fuera.