Una de las labores más ingratas para los ‘cocinillas’ suele ser pelar los dientes de ajo. Si el ajo es fresco, la piel suele estar muy pegada al fruto que, además, segrega un jugo algo pegajoso que convierte en aún más complicado su pelado. Hace tiempo encontré este artilugio en una tienda especializada en productos hechos con silicona que resulta realmente práctico para este menester. No es más que un cilindro hueco en el que se introducen uno o más dientes a la vez y que hay que hacer girar con la palma de la mano sobre una superficie plana como aparece en este vídeo…