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Carlos Pajuelo

Escuela de Padres

Cuadernillo de vacaciones para los niños ¿sí o no?

Si los cuadernilos no cumplen sus objetivos, pueden provocar que los niños cojan manía a las tareas escolares.

Si los cuadernilos no cumplen sus objetivos, pueden provocar que los niños cojan manía a las tareas escolares.

 

Me encontré con mi amiga Paqui cuando salía de una librería y, a la pregunta “¿cómo estás?”, me contestó con un escueto pero contundente: “estoy que muerdo” mientras me enseñaba una bolsa con libros de esos que llamamos “cuadernos de vacaciones”.  Los sacaba de la bolsa uno a uno mientras me decía: “este de matemáticas, este de lengua, este de inglés y este otro para que mejore la comprensión lectora. Y para la pequeña este otro de repaso general de Infantil de 4 años. Total 75 euros. Y el problema no son los setenta y cinco euros, el problema es que ya estoy imaginando las peleas todas las mañanas para que los niños vayan de vacaciones a los cuadernos”.

Me fui para casa pensando qué negocio más bueno podría “emprender” si editara unos cuadernos de vacaciones para padres y madres. Por ejemplo, por profesiones,  “abogados en vacaciones”: cada día un caso práctico para repasar legislación, sentencias, etc.; el de “médicos en vacaciones”: fichas de enfermos virtuales para el buen diagnóstico. El de “maestros en vacaciones”, etc.

Ya sé que estarán mis lectores pensando que el problema es que los niños tienen unas vacaciones muy largas, y que por eso necesitan hacer “cuadernillos” para no perder la práctica. Es verdad que en España, por razones de clima, las vacaciones estivales  del alumnado son de 10-11 semanas y es un periodo muy largo para estar completamente ociosos y no ejercitar las habilidades y destrezas adquiridas en la escuela.

Pero las vacaciones tienen que tener una parte de desconexión, con lo que se hace durante el curso. La pregunta es ¿cuánto tiempo de desconexión concedemos a nuestros hijos?

Podemos pactar con nuestros hijos cuáando van a retomar las actividades de carácter escolar, y este pacto dependerá del número de los suspensos de tal manera que, a mayor número de suspensos, habrá que empezar antes.

Los que han aprobado todas deberían empezar a realizar actividades de carácter académico al menos un mes antes de comenzar las clases para ir de manera progresiva aumentando el tiempo y complejidad de las actividades.

Los hijos, como los futbolistas, necesitan una pretemporada para estar en forma cuando empiece el curso. Así, cuando comience el curso ya llevan unos días “calentando la silla de estudio” y pueden enfrentarse a las tareas desde el primer día con ganas.

Una vez establecido la fecha en la que van a comenzar, es conveniente ayudar a los hijos a que decidan a qué hora van a hacer las actividades. Creemos que, a primera hora siempre es mejor, pero eso va a depender de la criatura. Hay algunos que están en estado “pausa” hasta el mediodía. Algunos prefieren la hora de la siesta, otros por la noche y otros, los más, nunca. Si no se deciden ellos, el buen criterio de los padres decide.

Y una vez decididas las pautas y horarios del trabajo previo de los niños antes de incorporarse al colegio, es cuando surge la cuestión principal que abordamos en este post: ¿Cuadernos de vacaciones sí, o cuadernos no?

Este es un debate ficticio, los cuadernos de verano no son buenos ni son malos, son un medio, y depende de cómo se utilicen serán beneficiosos o perjudiciales.

El cuadernos de vacaciones  es una herramienta más para ayudar a reforzar lo aprendido, pero no se deben de utilizar como una forma de “amarrar al hijo a la pata de la silla”, y que termine convirtiéndose en un drama en tres actos y que va a terminar con llantos, gritos y malas caras todos y cada uno de los días del verano.

El cuaderno tiene ventajas:

  • presenta actividades organizadas por curso y materia.
  • Son materiales atractivos.
  • Y nada más abrirlo ya se puede utilizar.

Pero también tiene desventajas:

  • Su uso obligado, y sin aportar resultados, puede generar rechazo a las tareas escolares. Creo que es poco efectivo tener a un hijo sentado horas y horas delante del cuaderno sin que haga las tareas. Creo que es más efectivo fijarle un tiempo máximo para hacer las tareas, y si no las termina en ese tiempo aplicar una consecuencia.
  • Cuestan dinero, y algunos son realmente caros.
  • Se realizan actividades muy parecidas a las que se han hecho durante el curso.

Como alternativa a los cuadernillos, los padres podemos ofertar a nuestros hijos diferentes tipos de actividades en las que tengan que utilizar sus competencias, sus conocimientos adquiridos en la escuela sin necesidad de tener que someternos a la dinámica de página de cuadernillo por día.

Por ejemplo hacerles escribir un diario de vacaciones, donde los hijos escriban un relato de lo realizado cada día. Animarlos en esos relatos a buscar en el diccionario algunas palabras que enriquezcan su vocabulario. A corregir sus faltas de ortografía, etc. La madre de mi amiga Paqui utilizaba como estrategia en verano decirle a sus hijos cuando le pedían algo… “pónmelo por escrito” y así los hacía escribir, los hacía corregir sus faltas de ortografía, les animaba a buscar palabras nuevas, etc.

Los llevas al mercado, y con la factura de los productos plantear problemas matemáticos cuya resolución les obligue a realizar diferentes operaciones. Sumar los números de las matrículas de los coches.

Tertulias literarias, en las que los padres lean el mismo libro que los hijos, y comenten con ellos durante media hora aspectos del capítulo/páginas leídas. Puede convertirse en un tiempo muy agradable en el que los diferentes miembros de la familia hablan de lo que les ha parecido lo que han leído, se hacen comentarios, interpretaciones, descripciones, comparaciones, etc.

En fin, las vacaciones son para descansar pero hay tiempo, una vez descansados, para ir retomando actividades académicas de manera progresiva.

La semana que viene algunas ideas y reflexiones sobre “vacaciones en familia”. ¿Suena bien?

La tarea de ejercer de padres

Sobre el autor

Carlos Pajuelo Morán, psicólogo y padre de dos hijos, ejerce su tarea de Orientador en el Equipo Psicopedagógico de Atención Temprana de la Consejería de Educación y Empleo. Durante 21 años ha sido profesor asociado en la Facultad de Educación de la Universidad de Extremadura. En este blog los padres y madres interesados por los temas de la educación encontrarán información fácil y accesible, basada en aportaciones de la psicología y la psicopedagogía, que les ayude a identificar las competencias y habilidades que como padres poseen y a utilizarlas de la manera más eficaz para poder seguir ejerciendo esta apasionante, aunque a veces ingrata, tarea de ser padres.


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