>

Blogs

Carlos Pajuelo

Escuela de Padres

Cómo educar a los hijos para que vivan sus emociones

Educar es también enseñar a los hijos el peso que las emociones tienen en nuestra vida cotidiana, es enseñar a aprender a convivir con las emociones.

 

Es muy frecuente que los padres vivamos conversaciones de este tipo con alguno de nuestros hijos:“¿Qué te pasa hijo? ¿A mi? ¡Nada!. Hijo es que te veo como si te pasara algo. ¡Que no me pasa nada, pesados, dejadme en paz!”.

Es curioso que con lo que a los padres nos preocupa todo lo que hace referencia con el desarrollo de nuestros hijos tenemos mucha dificultad para movernos en el terreno de la educación de las emociones. Quizás esta dificultad venga dada porque a nosotros nadie nos “educó emocionalmente” de hecho yo escucho a muchos padres decir eso de “tengo un no sé qué” como forma de identificar sus sentimientos. Los nosequés no dejan de ser más que emociones que no son reconocidas y por lo tanto no podemos  hacer nada para actuar sobre ellas por lo que terminamos siendo dominados, vividos por nuestras emociones.

Las emociones juegan un papel importante en nuestra vida (recordar post sobre educando con inteligencia emocional) y en la de nuestros hijos. Educar es también enseñar a los hijos el peso que las emociones tienen en nuestra vida cotidiana, es enseñar a aprender a convivir con las emociones. Educamos para que nuestros hijos decidan con libertad y no como esclavos de sus emociones.

¿Cómo ayudar a que nuestros hijos sean emocionalmente inteligentes?

1.- Haciéndoles  ver que sentir emociones es algo normal. Cuando digo normal quiero decir natural. Es tan natural sentir rabia, celos, envidia como sentir alegría, amor, etc.  Las emociones en sí no son ni malas ni buenas,  son respuestas ante una determinada situación.  Lo bueno y  lo malo de las emociones viene dado por las consecuencias que tienen en nuestra vida la manera en la que las manifestamos.

2.- Haciéndoles  saber que las emociones que sienten además de ser naturales tienen un nombre. Los padres enseñamos a nuestros hijos el nombre de  los objetos físicos y sociales que les rodean, pero en el terreno de las emociones, sobre todo en las mal llamadas emociones negativas,  lo que les enseñamos es a decir  “Estoy harto”, “No puedo más”, “Me va a dar algo”, “tengo un no sé qué”, “no puedo más”, etc.  Sería más ilustrativo cambiarlo por  “Estoy enfadado cuando…”, “estoy  irritado porque…”,  “estoy sorprendido”, “estoy contento…”  Dar nombre a las emociones nos ayuda a saber qué es lo que  estamos sintiendo en un momento determinado y ese es un buen punto de partida para saber qué hacer.

3.- Explicándoles  a los hijos que se pueden sentir varias emociones a la vez.  Uno puede estar enfadado por algo en concreto pero no es necesario estar enfadado con todo lo demás.  A veces estamos enfadados con nuestros hijos por algo  en concreto y nos comportamos como si estuviéramos enfadados con el mundo entero.  Puedo estar  enfadado con mi hijo porque no ha recogido su cuarto pero no necesito tener la cara de amargado todo el día.

4.- Ayudar a  los hijos a que entiendan que entra dentro de lo lógico no querer reconocer determinadas emociones que presentamos. Nadie quiere reconocer que siente envidia (de la mala) ni ira ni otras emociones que tiene mala prensa y presentan una imagen negativa de nosotros y los seres humanos queremos que los demás nos quieran y aprecien. Pero es fundamental reconocer lo que se siente para poder decidir posteriormente si  debes o no controlarlo.

5.- Hazles ver la relación que existe entre lo que  pensamos,  lo que sentimos y cómo nos comportamos.  Esta relación entre pensamiento, emoción y conducta  guía nuestra vida. Si pienso que soy competente me sentiré bien y actuaré de manera competente si por el contrario pienso que soy inútil, me sentiré triste y no me atreveré a hacer cosas  por temor a hacerlas mal.

Para educar en emociones hay que ser consciente de cómo vivimos con emociones.

En el próximo artículo hablaremos de cómo autoregular las emociones.

La tarea de ejercer de padres

Sobre el autor

Carlos Pajuelo Morán, psicólogo y padre de dos hijos, ejerce su tarea de Orientador en el Equipo Psicopedagógico de Atención Temprana de la Consejería de Educación y Empleo. Durante 21 años ha sido profesor asociado en la Facultad de Educación de la Universidad de Extremadura. En este blog los padres y madres interesados por los temas de la educación encontrarán información fácil y accesible, basada en aportaciones de la psicología y la psicopedagogía, que les ayude a identificar las competencias y habilidades que como padres poseen y a utilizarlas de la manera más eficaz para poder seguir ejerciendo esta apasionante, aunque a veces ingrata, tarea de ser padres.


octubre 2014
MTWTFSS
  12345
6789101112
13141516171819
20212223242526
2728293031