David, un chico de 13 años, me cuenta que se ha enamorado “hasta las trancas” y que lo que le ocurre es “lo mejor que me ha pasado en toda mi vida” y añade con la intensidad con la que sazonan sus vidas los adolescentes, “por primera vez, sé qué es la felicidad”. Me dijo que se lo contó a sus padres mitad por un arranque de sinceridad, mitad porque sentía que le ocurría algo propio de adultos y maduros; y la respuesta que obtuvo fue una sonrisa de su padre mientras le decía “déjate de tonterías y estudia”.
En las actividades que realizo con adolescentes cuando hablo con ellos respecto a cómo perciben a sus padres me llama la atención que una mayoría de ellos considera que “lo único que le importa a mis padres de mí, son los estudios”.
Tu y yo sabemos que esto no es verdad, que nos importa todo de nuestros hijos pero de lo que no estoy tan seguro es de que les trasmitamos esa información con nitidez. Una cosa es lo que pensamos y otra lo que hacemos.
Ya hemos dicho muchas veces en este blog que los padres consideramos que los estudios y las notas son un indicador respecto a cómo va discurriendo el desarrollo de nuestros hijos, o sea, un indicador de nuestra “tranquilidad” o “intranquilidad”.
Por esta razón los “estudia, niño estudia” son un mantra que los padres repetimos por los pasillos de las casas con el deseo de que nuestros hijos no nos asusten y que por lo general tienen como respuesta sus consabidos “¡que me dejes!, ¡qué pesados sois!”.
Déjate de tonterías que el tiempo pasa volando, déjate de tonterias que no tienes ni idea de que va esto, déjate de tonterias que qué sabrás tú. Así se van instalando entre nuestra vida y la de nuestros hijos los dejatedetonterías. Estoy convencido de que conoces otras palabras y otras frases que podemos colocar entre nosotros y nuestros hijos y que, además de no ningunear, son más constructivas que los dejatedetonterías.
¿Te responden tus hijos que eres un pesado, una pesada? Pues no te enfades, tú solo contéstales: “De pesado nada, lo que soy es sistemático.” Y a seguir con la tarea de educar.
¡Si es que esto de educar hijos es muy entretenido!