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Carlos Pajuelo

Escuela de Padres

Padres con Emociones Displacenteras, un libro para educar.

 

José Serrano es un compañero de profesión y un amigo que trabaja como Psicólogo del Programa de Atención a la Familia en el Ayto. de Olivenza (Badajoz). Doctor en Psicología y profesor del Departamento de Psicología en la Unex, lo entrevistamos en este blog por que ha escrito un interesantísimo libro para ayudar a los padres en esta compleja tarea de educar a sus hijos.

José, ¿Qué son las emociones displacenteras? ¿Por qué el término “displacenteras”?

Son aquellas emociones que nos resultan incómodas, aquellas que no queremos experimentar o sentir. En mi opinión, son las mal etiquetadas como “negativas”. No hay emociones negativas. Yo diría que hay emociones que deseamos experimentar y otras que no deseamos albergar , como la vergüenza, el enfado, la ira, la tristeza, el miedo… Pero una cosa es nuestro deseo, y otra muy diferente la realidad. La cuestión es que la realidad nos dice que estas emociones displacenteras también poseen su función y son necesarias para vivir. Si frenamos o paralizamos nuestras emociones displacenteras, y las de nuestros hijos cuando nos vinculamos con ellos, también favoreceremos que estos últimos sufran dificultades emocionales y psicológicas, al igual que se verá mermada nuestra capacidad para constituirnos en padres y madres funcionales.

En tu opinión, por tanto, ser madre y ser padre es una experiencia fundamentalmente emocional…

Ser padre o ser madre no se reduce solamente a un conjunto de prácticas de crianza que los progenitores tengamos que poner en marcha con nuestros hijos, es mucho más que eso. No se puede simplificar solo a comportamientos. Ser mamá o papá es principalmente un complejo de emociones ligadas a pensamientos. No basta con saber qué límites y normas tengo que poner a mis hijos, ni tampoco cómo debo hacerlo, también hay que analizar cómo me siento cuando llegue la hora de hacerlo, cuáles son mis emociones asociadas a esos momentos concretos. De nada sirve decirle a mi hijo “cálmate hijo, tranquilo”, si no somos conscientes de las emociones que cortejan a nuestras palabras.

Cuando hablas de ser padre y de ser madre, salen de tu boca también las palabras “historia personal”, de hecho son dos palabras que forman parte del subtítulo de tu libro, ¿a qué te refieres? ¿piensas también que es relevante para lo que nos ocupa?

La historia personal es la mochila con la que viajamos todos los días cuando nos vinculamos con nuestros hijos. Es algo que carga nuestra espalda y jamás podremos desprendernos de ella. Algunos padres y madres me dicen que son incapaces de poner ciertos límites porque no quieren que sus hijos sientan hacia ellos lo que ellos mismos han sentido y sienten hacia sus propios padres. Están mezclando el pasado con el presente, esto es, lo que alberga su mochila con la relación que están estableciendo en la actualidad con sus hijos. Y esto, si se me permite, no es bueno para ser un padre funcional. Si mi padre ha sido muy autoritario conmigo y me lo ha hecho pasar mal durante mi infancia, no significa que mi hijo lo vaya a pasar mal porque yo le diga “no” a ciertas cuestiones que no le sirven para crecer.

Emociones incómodas, historia personal, experiencia compleja… ¿se hace necesario formar a los padres, entonces? ¿Cuál es tu opinión en este sentido?

Pienso que los espacios formativos, como por ejemplo tu blog de Escuela de Padres, son muy necesarios. En muchas ocasiones he dicho que los espacios de formación de padres deberían ser obligatorios, y también lo digo en mi libro, y no con ello quiero que padres y madres piensen que soy autoritario. Si uno echa un vistazo a la Convención Internacional de Derechos del Niño, se dará cuenta de que una de las ideas que sobrevuelan este articulado es la de que todos los niños del planeta tienen derecho a ser educados por padres preparados, competentes. Si a esta idea le sumamos el hecho de que el comportamiento de los padres supone un factor a tener en cuenta en la explicación de los problemas psicológicos de los hijos, hace que pueda justificar esta idea mía de la obligatoriedad de la formación a padres. Es más, estas acciones formativas yo las implementaría no solo cuando los padres son padres, sino también (y sobre todo) antes de que los niños nazcan. Un buen momento sería durante los cursos de preparación al parto. Es en este momento cuando padres y madres deben conocer aspectos muy importantes en relación al vínculo que establecerán con su hijo y en relación al que ya están estableciendo. Hay que tener en cuenta que estamos hablando de salud mental, y en este tema la prevención es muy importante.

Hemos hablado de las emociones incómodas de los padres, hablemos ahora de las emociones displacenteras de los hijos…

En realidad, con este libro pretendo que los padres sean conscientes de las emociones que experimentan cuando sus hijos albergan tristeza, miedo, celos, ira… Cómo agenciar nuestras emociones para gestionar adecuadamente las emociones displacenteras de nuestros hijos, esa es la cuestión. Francamente, creo que los padres no nos tomamos muy en serio las emociones displacenteras de nuestros hijos, y esto puede acarrear un sufrimiento innecesario en los niños. Hablamos mucho de empatía, de ponernos en el lugar del otro, pero cuando tenemos que hacerlo con nuestros hijos, a veces “se nos remueven las tripas” y nos desbordamos. En vez de actuar comprendiendo la tristeza de nuestro hijo, la ignoramos y le transmitimos un simple “no te preocupes, no pasa nada”.

Una buena gestión de las emociones implicaría ser consciente de lo que nos está pasando y poder reflexionar sobre ello. Es muy importante ayudar a nuestros hijos a que pongan palabras a sus emociones, a su mundo interno y a lo que están experimentando.

¿Cómo podemos llegar a saber si lo estamos haciendo bien con nuestros hijos en relación a esto de gestionar adecuadamente las emociones displacenteras?

Si ayudamos a nuestro hijo a ser capaz de tratar bien sus emociones displacenteras, lo estamos haciendo bien. Al final, lo que tenemos que transmitir al niño es que las emociones son y que, por tanto, nadie está obligado a sentir tal o cual cosa. El problema no es lo que sentimos, sino los sentimientos que tenemos ante lo que sentimos.

José Serrano, ¿algo que quieras añadir?

Carlos, para mí ha sido un placer y un honor compartir contigo conocimientos en relación a la educación de los hijos, y por supuesto, darte las gracias por este post y entrevista.

El placer ha sido nuestro. Un lujo amigo poder compartir tus conocimientos.

La tarea de ejercer de padres

Sobre el autor

Carlos Pajuelo Morán, psicólogo y padre de dos hijos, ejerce su tarea de Orientador en el Equipo Psicopedagógico de Atención Temprana de la Consejería de Educación y Empleo. Durante 21 años ha sido profesor asociado en la Facultad de Educación de la Universidad de Extremadura. En este blog los padres y madres interesados por los temas de la educación encontrarán información fácil y accesible, basada en aportaciones de la psicología y la psicopedagogía, que les ayude a identificar las competencias y habilidades que como padres poseen y a utilizarlas de la manera más eficaz para poder seguir ejerciendo esta apasionante, aunque a veces ingrata, tarea de ser padres.


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