Atacar el monedero de los padres es una tentación a la que los hijos se pueden ver sometidos durante el tiempo en el que conviven con sus padres.
Cuando los padres se percatan de esta situación se suelen llevar un gran disgusto porque los padres tendemos a pensar que esto de “robarle” a los padres es una conducta incomprensible que nos hace sentirnos defraudados, perdemos la confianza y sobre todo asustados por si nuestra criatura se estuviera convirtiendo en un delincuente.
Esto, lo de sisar en el monedero, ocurre y ocurre más de lo que pensamos y en vez de rasgarse las vestiduras y poner el grito en el cielo, lo mejor que podemos hacer los padres es educar. Educar sin temor.
¿Por qué un “modorro o modorra”, que “lo tiene todo”, ataca al monedero o a la tarjeta de crédito de sus padres?
Por una parte, lógicamente, los hijos no deben disponer de dinero fácilmente. Mientras los educamos les estamos enseñando el valor de las cosas y los hijos deben, para ello, manejar una cantidad de dinero acorde a su edad. En un pasado artículo hablé de este tema.
Pero por otra parte, vivimos en una sociedad de consumo, donde se genera continuamente la conducta de adquirir bienes como fuente de felicidad o bienestar (la publicidad está metida en nuestras vidas hasta la médula). Y nunca es suficiente con lo que se tiene.
Poseer “cosas” es durante la adolescencia y pre-adolescencia es una manera de situarte frente a tu grupo en una posición de poder, lograr la aceptación de los demás no solo por los bienes que poseo, sino también, trasmitiendo una imagen de “mira que audaz soy, que le cojo dinero a mis padres”.
En último lugar, porque, en este ambiente de tentación continua, los padres dejamos los monederos y carteras a mano de cualquiera en casa. Es más, algunos padres hacen compras en internet con sus hijos y no se dan cuenta que les están dando la llave con la que se abre su tarjeta de crédito.
¿Qué hacer?
Lo primero es tranquilizarse, porque el miedo es muy malo para educar.
En segundo lugar, pregúntale por qué lo ha hecho. Algunos hijos lo niegan de manera insistente. Tú no te desesperes y sigue preguntando.
En tercer lugar, te dé las razones que te dé, hay que abordar el tema de la conducta de robar. Los hijos y algunos padres, tienden a quitarle importancia, “pero si solo fueron 10 euros” y ahí los padres tenemos que ser implacables. Robar es robar, un euro o un millón, porque el problema es la conducta de robar, la cantidad es una circunstancia. Habla de cómo al “robar” se perjudica a la familia y como le perjudica a él.
En cuarto lugar, no te vayas al futuro augurándole que va a ser un desgraciado. Quédate en el presente, y hazle ver las consecuencias que va a tener esta conducta. La principal consecuencia debe de ser la de la reparación total y lo más rápida posible, de todo lo “sisado”, esto supone empezar a descontar de la paga semanal, de los regalos que reciba por cumpleaños, etc. la cantidad de dinero hasta la recuperación.
En quinto lugar, estamos educando a adolescentes o niños, así que hay que seguir mostrando cariño y confianza. Pero no se te olvide tener el monedero a buen recaudo. Siempre.
Y por último, te recuerdo que tus hijos ven lo que tú haces. Así que hay que tener mucho cuidado con lo que hacemos y decimos delante de ellos. Os recuerdo que los comportamientos corruptos también se pueden aprender en casa. No, no se coge nada que no sea tuyo porque si uno coge algo que no es suyo y se calla, o lo dice, jactándose, está enseñando un camino peligroso a los hijos.
No vendría mal un repasito a los artículos: Cómo explicar la corrupción a los hijos y el de Educando en la ejemplaridad.