ser padre es ejercer de padre. Foto ABC.es
Hace unos días mi amiga Paqui me comentó que su hija pequeña no quiere hacer casi nada con su padre, ni que le bañe, ni que le dé la cena, ni que le cuente un cuento, ni salir de paseo, cada vez que su padre le dice vamos, la niña con “poderío” le dice: ¡contigo no!, con mamá. Y claro su padre a veces se enfada y se desespera y cree que la niña no le quiere.
Esta situación es más frecuente de lo que creemos y el problema es que a veces con nuestra conducta lo reforzamos para que siga ocurriendo.
¿Por qué hacen esto algunos niños y niñas?
Porque muchos niños y niñas pequeños pasan más tiempo con, por lo general, sus madres que con sus padres y esto las criaturas lo aprenden muy rápido.
También es verdad que hay niños y niñas que realmente creen que sus necesidades las tienen que satisfacer inmediatamente quiénes ellos decidan.
Niños con poca capacidad para tolerar un “NO”.
Niños a los que les hemos hecho creer que nos hacía gracia ese comportamiento las primeras veces que lo presentó.
¿Cómo actuar ?
Lo primero quiero recordar a los padres y/o madres desdeñados que ellos son adultos y no pueden interpretar las conductas y palabras de un bebé o de una criatura de 3 años como si fueran las de un adulto de 33.
Si es un bebé, no fuerces la situación. Si no quiere tomar el biberón con el papá es mejor no obligarlo, pero quédate al lado de la mamá mientras come y háblale, acaríciale y poco a poco se solucionará.
Si es ya una criatura de 2 años o más, cuando te rechace tú dile tranquilamente y con convicción, “es que a mí me encanta estar contigo”. Y se lo dices todas las veces que haga falta.
Manteneos firmes en vuestra decisión, si habéis dicho papá te da de cenar, es el padre el que da de cenar y si la criatura no quiere, pues entonces le repetís una y otra vez con calma: “papá te da de cenar”. Y si la criatura amaga con “pues no ceno”, con tranquilidad le vuelves a decir, “pues no pasa nada, si no quieres cenar”. Pero papá te va a dar de cenar.
Nada de proponerle soluciones en las que se refuercen estas conductas. Si les decimos cena con papá y luego yo te cuento el cuento… entonces el papá queda como un mal necesario y la mamá como el premio.
Los hijos, ya lo hemos repetido hasta la saciedad, no miran en el corazón de sus padres, lo que ven es nuestra conducta, qué hacemos, cómo lo hacemos, cuando lo hacemos, etc. Así que si tu hija o hijo te rechaza tu devuélvele aceptación incondicional, con gestos, con palabras, con actitudes.
Y el día que la criatura no diga eso de ¡contigo no!, en vez de decir ¡aleluya! ¡Por fín!, sencillamente manifiéstale lo que te gusta hacer cosas con él o con ella.
¿Quién manda en tu casa? Pues entonces.
Te recuerdo que escribí un post sobre los niños que se creían que mandaban en casa, échale un vistazo.