Si hay una lección de vida que no deberíamos los padres olvidar, es la de enseñar a nuestros hijos a convivir con la frustración. La frustración es un sentimiento de tristeza, a veces rabia, desesperación por la imposibilidad de satisfacer un deseo.
Para desear algo solo hay que soñar, que imaginar, que decir lo quiero, pero para alcanzarlo es necesario esfuerzo, constancia, tenacidad, paciencia, voluntad y un poquito de suerte.
Es muy fácil decir si quieres puedes, pero la realidad es que no basta con querer, no basta con desear. La realidad es más tozuda que una frase bonita, la realidad nos dice día a día que en la vida todo cuesta trabajo y no siempre todo el trabajo es recompensado.
¿Cómo enseñar a los hijos a tolerar la frustración?
La palabra NO es el brazo práctico de este aprendizaje. La palabra NO, se dice con convicción y no por miedo o comodidad.
La palabra NO, se dice con tranquilidad porque sabemos lo necesaria que es para educar a nuestros hijos.
La palabra NO, incomoda al que la recibe porque le obstaculiza alcanzar su deseo pero da seguridad al padre o madre que la dice porque sabe que esta palabra ayudará a forjar la personalidad de sus hijos.
La palabra NO, debe de acompañarse de un razonamiento adecuado a la edad del que la recibe, pero no esperes que comparta, en ese momento, dicho razonamiento.
La palabra NO, se acompaña de comprensión. Comprendemos el enfado, la tristeza, la rabia de nuestros hijos al escucharla, los entendemos sin contagiarnos de su enfado. Lo normal es que se enfaden ellos pero nosotros deberíamos estar satisfechos por educar, por poner normas y límites.
Los hijos deben de aprender a vivir con la frustración, con las cotidianas frustraciones y para ello debemos de actuar cuando ésta haga acto de presencia. La mejor manera de actuar es la de enseñar a los hijos a reconocerlas, a ponerles nombre para, así, poco a poco, vayan aprendiendo a controlar su comportamiento cuando aparezca la frustración.
¿Quieres fortaleza para tus hijos? Pues enséñale a tolerar la frustración. Para que aprenda a tolerar la frustración no le puedes ir todo el día resolviendo sus problemas, tienes que ir responsabilizándolo de sus problemas.
No engañes a tus hijos, no les hagas creer que lo único que tienen que hacer es ser felices, enséñales que lo que tienen que hacer es vivir y hacer frente a lo que la vida les trae.
Tú eres el ejemplo. Tú eres ejemplar.