En estos tiempos complejos en los que un coronavirus está causando tantos estragos en nuestras familias, en la salud, en la economía; afectando a nuestra manera de relacionarnos; en estos tiempos donde padres y madres somos prisioneros de la incertidumbre y socios del desanimo, en estos tiempos tenemos que seguir educando. Si, además de la tan necesaria vacuna, vamos a seguir necesitando más y más dosis de educación, Educación con mayúsculas.
Parece ser que el confinamiento en nuestros hogares nos está llevando a hacer obras, a remodelar espacios, a redecorar nuestras casas, pero no olvides que la decoración más prioritaria que tenemos es la de amueblar las cabezas de nuestros hijos (bueno y las nuestras también).
Educar, esa es la mejor fábrica de muebles para cabezas.
Educar, personaliza y ajusta los muebles a cada tipo de cabeza.
Educar, guiar, influir, confiar, persistir, animar, embellece las cabezas y el corazón de tus hijos.
Cuanta más incertidumbre, más educación. No lo dudes todos los días tenemos oportunidad para educar, y vamos a ser menos “quejicas”, los hijos además de satisfacciones dan mucho “castigo”, es parte de la vida relacional, es parte de su tarea de construirse como personas adultas, y no significa que no estén sus cabezas bien amuebladas, lo que significa es que van necesitando reformas, muebles nuevos ajustados a sus nuevas características.
La única medicina que existe para la “modorrez” de los hijos es la educación, educación al desayuno, a la comida, a la cena, en días de diario y en festivos. Es cansada la tarea, a veces hay que hacerla sin ayuda, pero no podemos dejar las cabezas vacías esperando mejores tiempos, las cabezas vacías, al igual que las casas, se deterioran fácilmente.
Así que, cuando le eches un vistazo a tu revista favorita de decoración, no olvides que lo mejor de tu hogar hace mucho ruido, te hace reír y te hace llorar, te anima y te asusta. Tus hijos. Educa y apoya a los que educan.
P.D. Dicen que cuando esto del coronavirus pase vamos a entrar en una espiral de derroche y desenfreno, no se si lo dicen para animar, pero no anima nada porque triste futuro tendríamos si es el derroche y el desenfreno la respuesta a este baño de realidad en el que nos ha sumido el coronavirus.
Educa porque aún estás a tiempo de que no vayan de vacaciones a la “Isla de las Tentaciones”.